viernes, 8 de febrero de 2008

Buen viaje, Osvaldo








El Parque del Ajedrez está de luto por la muerte del poeta Osvaldo Navarro. Uno más que se nos va lejos de Cuba.
Que descanses en paz, Osvaldo. Allí donde estés.
Un abrazo enorme, Elena. El de siempre.


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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Amiga:
Cuando muere un poeta, muere parte del imaginario de un pueblo. Muere parte de lo que ese ser tocado por dios puso en este mundo como una posibilidad. Converse con Osvaldo solo en una ocasion (reciente) y me parecio un hombre al cual lo mataba el dolor de muchos suenos apunalados por la realidad. Me vino a la mente un poema suyo:
Dan unas ganas de venirse abajo/ como un viejo edificio en primavera....
Desde luego solo lo pense. Cuantos tendrar que caer para cimentar un escuertro en que se junten todos los fragmentos de lo que aun creemos es nuestro pais. Un abrazo fuerte a Elena y un beso para ti.
Heriberto Hernandez.

Anónimo dijo...

Querida Odette, como bien dijiste en ese momento en que Osvaldo pasaba a ser polvo, "polvo enamorado", algo importante es que estemos más conectados los que aún quedamos en esta ciudad, la muerte repentina de Osvaldo así nos lo demostró. Espero que Elena recargue aires y salga adelante,se lo merece, ha sufrido mucho. Un abrazo: Félix Luis Viera

Anónimo dijo...

Odette queridísima.
No puedo negar la sorpresa y la tristeza con esta noticia. Mil recuerdos se agolpan en mi mente vinculados a Osvaldo y Elena, de La Habana, de Moscú y de México.
Pero los poetas no mueren.
Elena, mi mejor y más protector abrazo para ti. Sigue en pie la idea de vernos en el depa de la Condesa para escucharte, como siempre lo hago, dejándome acariciar con tus palabras tranquilas y tu voz suave.
Omar Mederos

Anónimo dijo...

UN RECUERDO MÍNIMO PARA OSVALDO

Por Bernardo Marqués-Ravelo

Miami.— "El escritor cubano Osvaldo Navarro falleció el pasado jueves —7 de febrero— en la Ciudad de México, víctima de un infarto masivo, a los 61 años", eso dice la nota que apareció en El Nuevo Herald.
Conocí a Osvaldo Navarro Santana en 1974, de modo que llevábamos más de treinta años de amistad. El poeta, escritor y periodista, Raúl Rivero, que trabajaba por aquellos años en la agencia oficialista Prensa Latina, me lo presentó en casa de un entonces amigo común.
Desde aquella tarde — que recuerdo hoy gris y triste—, nos unió una corriente mutua de simpatia. Osvaldo estaba casado con su primera esposa (Gladys) y Osvaldito —su hijo mayor—, tendria alrededor de diez años, y los tres vivian en un sobrio apartamento en la barriada de Luyanó.
Teníamos varias aficiones en común: la poesía, primero. Y después nuestro interés por las letras, y la historia como materia de investigación, principalmente. Y alli, sentados en la sala de su casa, pasábamos las tardes, después de la jornada laborar, amparados tras un vaso de tinto, y hablando de textos de nuestros escritores preferidos. A saber: Martí, Julián del Casals, Vallejo, Borges, Machado, Hernández, León Felipe, y Neruda, sin desdeñar a los poetas repentistas, que Navarro conocia con minucia.
Platicábamos de lo humano y lo divino. Me asombraba —me asombró en aquellos primeros encuentros—, la memoria prodigiosa que poseía el poeta, y sus varias y bien digeridas lectturas, en las que encontraban sitio Kafka, Freud, Dostoievsky, Tolstoy y Emerson.
Osvaldo había nacido en Santo Domingo, Las Villas, en un ambiente rural, y desde jovencito tuvo la afición por los versos, de modo que no había canturía en la zona a la que no acudiera para disfrutar con las improvisaciones de los versificadores, que se ponian en aprietos, mutuamente, para el disfrute de los espectadores. Por cierto: Santo Domingo está muy cerca de Santa Isabel de Las Lajas, terruño natal de otro grande de la cultuura cubana: Benny Moré, que Osvaldo y yo disfrutábamos.
Luego, en abril de 1975, casi un año después de ser ya entrañables, tuvimos el privilegio de viajar juntos como periodistas (él de El caimán barbudo, yo, del semanario Bohemia) en una delegación cultural al Distrito Federal, México, en una peripecia que duró casi un mes en la tierra de Benito Juárez. En ese viaje se consolidó y echó raíces nuestra amistad.
Después la vida se nos complicó. Yo me divorcié de la madre de mi hijo, y me quedé solo, casi colgado de la brocha, en el apartamento de Alamar, que había construído durante un poco más de dos años en faenas que son, en sí, de una brutalidad perniciosa. Fueron meses agotadores y de angustias, pendientes de la asamblea general que otorgaría las viviendas.
Por aquellos años el amor tocó de nuevo el alma noble de Osvaldo, y comenzó —comenzaba— una relación amorososa con una mujer de carnes yodadas (poetisa por más señas), que yo sé amó hasta la empuñadura, y que lo acompañaría hasta la muerte: Elena Tamargo. Que poco tiempo después le colmó de dicha al darle un hijo: Nazim.
Durante unos meses alojé a la pareja en mi apartamento, y entonces fueron sesiones continuas de versos, y rosas, y desde luego, vino. Pero no quiero hacer una elegía con sus muchos recuerdos, que ahora me asaltan en este febrero amargo.
Su obra, toda, habla por Osvaldo Navarro. Sus ensayos son, en verdad, de una lucidez asombrosa. Expresan, de muchas formas, su universo de conocimientos. Y su peculiar manera de entender y asumir el devenir de nuestro pais, hoy sumido en las brumas de la dictadura más despiadada y torpe que ha tenido que enfrentar la isla a lo largo de su corta historia.
El miércoles en la noche Osvaldo habló conmigo. Se estaba gestando, dijo, una presentación de un libro de poesía, suyo, y me rogaba que, por favor, asistiera al acto. Le dije que sí, que desde luego, iría. Y me colgó. Lo noté eufórico, como suelen estar los niños cuando creen o intuyen que son felices.
Y esa fue nuestra última conversación.

Miami, febrero 11 de 2008.

Anónimo dijo...

En nombre de mi padre,el conocido trovador Freddy Labori Chispa:Buen viaje Osvaldo.
Yo tube la oportunidad de conocer a Osvaldo en su casa en Luyano cuando mi padre preparaba la musicalizacion de algunos poemas de su libro -Manos en el fuego-.
Es para mi una sorpresa muy grande su desaparicion fisica,supé la noticia hoy 25 de mayo del 2008 cuando buscaba una de sus fotos en internet para ilustrar su poema SE QUE ME VOY COMO AYER,el cual fue genialmente musicalizado por Freddy Labori Chispa.
Haré todo lo posible porque mi padre sepa la noticia lo mas antes posible,desde ahora reciba la viuda de Navaro las condolencias de mi padre en Cuba.
En estos momentos precisamente comienzo a prparar un cd con la musica que mi padre compuso' para algunos de los mas importantes poetas cubanos de todos los tiempos,entre ellos Osvaldo,cuando el cd,que lleva como titulo -PASION BENDITA- este terminado,le haré llegar una copia a la viuda de Osvaldo
Desde Canada,
BLAD Labori (el hijo de Chispa).