jueves, 2 de agosto de 2012

La vida, este obituario






En memoria de todos ellos



El domingo amanecimos con la terrible noticia del fallecimiento en Honduras de dos sobrinos de Patty. Si la muerte de personas mayores conmueve, aun cuando ese final sea esperado, natural, la de dos jóvenes menores de 20 años desmorona. ¿Cómo enfrentar un suceso tan inesperado, fulminante, irreversible? ¿Cómo entender que alguien se adjudique la prerrogativa de segar otra vida y sumir a una familia —y a todos sus allegados— en la impotencia más indescriptible?
En medio de ese doloroso desconcierto, el martes se cumplió el primer año de la muerte de Eliseo Albeto, nuestro Lichi Diego. De ese 31 de julio de 2011 a la fecha, hemos visto despedirse, en una sucesión que a ratos llega a parecer macabra, a Puchi Fajardo, Ileana Alonso, David González Lago, Elena Tamargo, Vicente Revueltas, Humberto Arenal, Ramiro Herrero, Heriberto Hernández Medina, José Ramón Morales, José Nicolás, Ernesto Lozano, Zenaida Manfugás, Javier Fernández Jure, Jenny Beltrán y Hamlet Casals. Personas conocidas, cercanas, admiradas o queridas; con muchos compartí versos y proyectos, cálidas noches del trópico; algunos eran aún muy jóvenes para la idea que tenemos de que la muerte es cosa de viejos.
A veces pensamos que nos han acostumbrado a convivir con la muerte las noticias de los medios, que se han convertido en una sempiterna nota roja; pero no: si la muerte se acerca, no hay palabras que alivien suficiente. El espectáculo de la guerra —¿alguien duda que vivimos tiempos de guerra mundial?— suele parecernos ajeno y lejano hasta que nos toca. Y la muerte, la simple, la de todos los días, nos toca siempre y nos deja heridos.
“La vida se ha convertido en un obituario”, me dijo Minerva, con esa exactitud de los poetas, el lunes en la noche cuando se supo de la muerte en Miami de Antonio El Niño Conte. Y ayer, al abrir el correo, encontré el mensaje de Rotmi Enciso avisando del deceso de Tatiana de la Tierra, esa mujer alegre y luchadora con la que tuve el privilegio de compartir y con quien publiqué mis primeros textos de tono lésbico en Conmotion, una revista que fundó en Miami.
"Aunque sabemos que quienes se van es porque ya cumplieron lo que venían a hacer, no deja de ser humano el dolor", me dijo ayer una amiga muy querida y me dejó pensando, a pesar de que comparto esa opinión (a excepción lógica de quienes deciden por voluntad propia irse antes o de quienes les es arrancada la vida). Los que me conocen saben que tengo una idea de la muerte y una relación con ella un poco distinta a la “normal”, pero lo cierto es que sólo sabremos qué es la muerte cuando nos ocurra. Cualquier apreciación desde este lado resulta aventurada, infundada, y en momentos como éste acaso sirve, cuando más, para darnos consuelo, el soporte necesario para seguir andando hasta que nos llegue la hora de despedirnos también.
Cuenta la familia que el lunes, al momento en que entregaban los cuerpos de Kevin y Katherin a la tierra generosa, en el cielo, sobre el pequeño camposanto, se elevó la curva perfecta y luminosa de un arcoíris. ¿Hace falta decir más?

16 comentarios:

Mabel Cuesta dijo...

lamento mucho, Odette y Patricia, la muerte de esos jóvenes y de toda la lista de gente (algunos pocos conocidos también para mí) que se ha ido en este año amargo... quizá esa y no otra es la tan cacareada profecía maya, porque si se mueren los amigos, sin duda, se acaba el mundo. Reciban mis sentidas condolencias, mi abrazo...

Anónimo dijo...

Un abrazo muy fuerte para Paty por la pérdida de sus familiares, y un abrazo para ti Odette, por los amigues que se han ido. Besos para las dos. Ma. Elena Olivera

la gata curiosa dijo...

Es verdad lo que dice Mabel, si se mueren los amigos se acaba el mundo. Pero también es muy doloroso lo de Patricia, la entiendo perfectamente, por que sé lo difícil que es estar lejos de los que una ama en momentos difíciles, cuando una quisiera abrazar llorar estar cerca.
Besos y abrazos apapachadores y amorosos para ambas.
pat

Anónimo dijo...

Comparto contigo querida Odette esa relación distinta a la "normal" sobre la muerte. Primero porque la acepto sin traumas o dramatismo excesivo, segundo porque la mía está muy contaminada por la metafísica, la mística, la física cuántica y la mirada casi lúdica de las culturas ancestrales, entre ellas la Maya que, más o menos coinciden en hablar de continuidad, cambio de estado, abandono del cuerpo físico para volverse energía, un ojo del Omniverso que se cierra, etc...Desde luego, esa perspectiva no me exonera de llorar o lamentar la pérdida de un ser querido pero, al menos a mí, me consuela pensar que morir aquí es nacer en otra parte. Esa perspectiva me concede la ilusión de que en algún momento volveré a compartir un té, una lectura, una canción o un abrazo con todos los que se han ido. Gracias por la memoria y la palabra. UN quiero inmenso¡¡
Julio Fowler

AGA dijo...

Hermoso texto, cara Odette. En una palabra, ENTRAÑABLE, en todos los sentidos y acepciones del vocablo. Tiene mucha razón Minerva... Nuestro paso en la vida se hace más fugaz, más lento, y así, nos alcanza "Ella", "La Innombrable", siempre "Ella", "con su paso leve"...

"Annus terribilis" estos doce meses que dejamos atrás. Quedamos para contarlo. Y contarnos unos a otros. Este es "el pase de lista" de la vida... Lo del Niño ha sido terrible, por macabra coincidencia, el mismo día que Lichi. Ahora, si truena fuerte en las alturas, sabremos que ya se encontraron y estarán, como siempre, queriéndose y pelándose...

¿Será verdad eso de que el dolor compartido pesa menos? ¿No será que por terrible ecuación, al dividirlo se multiplica?

Un beso, amiga.

Alesso

jtg dijo...

Siento mucho, amiga, la pérdida de tus seres queridos... Sí, todos entramos en tiempo de despido. Duele vivir este tiempo, pero hay que hacerlo. Así es. Mi abrazo. Jorge

Anónimo dijo...

La muerte, no por segura es menos dolorosa para quienes continuan en vida.
Mis quieros a Paty y a ti. Ya se de esos dolores tan hondos y me apena mucho cuando lo sufren personas que aprecio.
Un beso.


Omar Mederos

Verónica Puente dijo...

Hermosa manera de recordar a todos los que no están, el dolor es parte del aprendizaje, hay que aprender a vivir con él, sobre todo cuando las personas que amas se van y tú estás lejos y te falta ese abrazo, ese decirle una vez más que los amas, no existe nada que sirva en esos momentos, sólo el cariño de los amigos y los abrazos desde el corazón que te cobijan y te recuerdan que hay que seguir, que la vida de todas maneras sigue siendo un regalo, aunque haya momentos terriblemente dolorosos.
Mis condolencias y mi cariño para ustedes.

Escombros Hablaneros dijo...

Siento mucho lo de tus sobrinos, consuela a Patty. Besos a las dos.

SENTADO EN EL AIRE Juan C Recio blog dijo...

Me conmueve tu escrito, y lo lamento mucho por Patty, debe ser terrible. Comparto con los amigos, un gran abrazo para las dos.

Lázaro Buría dijo...

Entenderemos mejor quién es ella -La Muerte-, cuando muera ella -La Palabra-. La Inmortalidad no tendrá entonces excusas por hacer mal su trabajo.

Raro, ¿verdad?

LB

Anónimo dijo...

dijo un poeta que era mi amigo:' y la muerte no es la sed, es toda el agua',
que así sea por siempre para aquellos ya no están, mi abrazo también y el consuelo por tanta muerte, y tanta pena compartida, siento exactamente lo mismo que sientes odette, mi abrazo, sonia diaz corrales

Rita Abreu dijo...

Odette y Paty,

La noticia de la muerte de los sobrinos de Paty me deja una gran tristeza, la abrazo desde este espacio, en espera de verlas pronto. Cuanta muerte, cuanta falta de explicación. Gracias Odette por el texto. La partida de Tatiana me dejo muy sorprendida porque tenía gran fuerza esa mujer y me encanta el poema que pusieron en el correo colectivo. En fin, de pronto pensé que necesitaba saber lo que había pasado, pero ante la muerte se quedan nulas las indagaciones. Así que suenan mejor tus palabras.

Les mando un beso y en especial a Paty, pensando mucho en ella en momentos tan terribles.

C. K. Aldrey dijo...

Mi más sentido pésame para las dos.
Ha sido un año extraño... donde a duras penas nos hemos podido sentar a reflexionar sobre el porqué de ese llamado apresurado de los ángeles... quizás se deba a que son necesarios en algún otro lugar, quizás hoy por hoy son nuestras propios guías espirituales. Creo en la eternidad, y se que de alguna manera "están", es algo que siempre presiento.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Querida Odette... Siempre me decía Dulce María Loynaz lo doloroso que era vivir mucho justamente por la pérdida de tantas personas queridas... Yo también estoy padeciendo esto que cuentas, hasta que me llegue el turno. Besos. Alberto Lauro

Augusto Lázaro dijo...

A pesar de los adelantos de la técnica, qué lejos estamos de saber lo que les pasa a nuestros amigos: me he quedado pasmado al conocer la muerte de Ramiro Herrero y de Humberto Arenal, además de algunos otros de los que he sabido por otras fuentes, muy lejos de su fecha de desaparición física. Lamentable el desconocimiento. Mi pesar a sus familiares en Cuba. Augusto.