martes, 10 de febrero de 2009

¿A favor o en contra?





“¿Tú estás a favor o en contra?”, pregunta mi vecino, mexicano, refiriéndose a ya saben quién. Mi expresión es de desconcierto. “Yo lo admiro”, me aclara con el dedito parado igualitico que aquél. “Ya sé que es un tirano, pero lo admiro”. Claro, pienso, quién no lo haría sobre todo si el admirador en cuestión no está aplastado bajo su bota, contenido en su rasero, amordazado por sus chantajes, muerto de hambre, hecho mierda.
A favor o en contra, ¿eso qué más da? La democracia no funcionó ni en la antigua Grecia cuando inventaron el concepto. Porque del dicho al hecho va mucho trecho. Siempre gana “el que debe ganar” sin importar cuántos votos lo favorezcan o cuántos adeptos tenga. Todas son alianzas acordadas previamente entre los propios políticos, que tan beligerantes parecieran en su patriótica actuación, y el pueblo, esa masa amorfa, ese bastión de veleidad e inconstancia, acaba alineándose al de la voz más alta sin importar lo que diga.
Una persona muy querida que hasta hace dos meses se refería al mandatario venezolano como “ese jabao que me cae como una patada en el hígado”, acaba de decirme que están todos muy contentos con Chávez porque mandó picadillo de res —cosa que los cubanos no veían, y mucho menos comían, desde hace décadas— y le exigió al gobierno repartírselo a la población, no como unas latas de sardinas que mandó antes y los raulistas vendieron convenientemente en las tiendas de divisa, en las que sólo pueden comprar los extranjeros y quienes tienen CUC, esa moneda inventada que vale aproximadamente 25 pesos cubanos.
Cuando empezó el revuelo alrededor de aquella propuesta de confederación de naciones que quería hacer Chávez para sentirse emperador, mientras yo me agitaba pensando en los ejércitos bolivarianos reprimiendo a mi pueblo si osaba levantarse contra el “nuevo imperio”, otro buen amigo me dijo, muy pausado y visionario: “Niña, cuando Chávez mande unos jaboncitos de olor, aquéllos van a estar felices con ser colonia de Venezuela”. Y es que aquella islita, faro de América toda, David vencedor de Goliat, siempre ha dependido de otros. La cacareada soberanía es de dientes para afuera. Alianzas, también, entre políticos.
Cuando en gran show transmitido por televisión —previa edición lógicamente—, el tribunal militar que juzgó al general Arnaldo Ochoa y a trece de sus colaboradores, acusados de veinte mil causas menos la que realmente era, llegó al veredicto final, el Comité Central del Partido, asustado, o alerta, ante cierto clima de inconformidad que se dejaba sentir como la brisa que en las tardes sube desde el malecón habanero, instruyó consultar en sus núcleos de base si los militantes estaban de acuerdo con la sentencia. Cuentan que los resultados eran bastante desfavorables a la carnicería y, sin embargo, Ochoa y tres de sus hombres fueron fusilados al amanecer del 13 de junio de 1989; el resto sería encarcelado con penas de escarmiento. ¿Sirve de algo, entonces, estar a favor o en contra?
El mes pasado, en un dossier dedicado al 50 aniversario de la revolución cubana, la revista Letras Libres publica “La Habana, ruinas y revolución”, un reportaje de Bertrand de la Grange y Maite Rico. El texto muestra, pormenorizadamente, con ejemplos surrealistas y realmaravillosos, como es el diario acontecer en la isla, cómo se hizo polvo, basura y miseria toda la herencia cultural que el gobierno revolucionario recibió en 1959, aquel rutilante esplendor mágico de La Habana de la primera mitad del siglo XX.
Bajo el texto, en la sección de comentarios, uno de esos defensores del castrismo que, sin haber puesto nunca un pie en Cuba, atacan en todas las esquinas del mundo a quien profiera media palabra que cuestione a aquel icono tropical, afirma sarcásticamente que “los campesinos y obreros de México han de ser la envidia de los cubanos”. Cuánto me gustaría que este individuo pudiera preguntarle directamente a los campesinos y obreros cubanos. Pero, más que eso, me gustaría que pudiera preguntarle a un cubano de su mismo nivel sociocultural si puede hacer chistecitos irónicos de tono político en algún espacio público controlado por el monopolio gubernamental de la información, único dueño de todos los medios de comunicación.
En el reportaje de Letras Libres, De la Grange y Rico cuentan cómo los establecimientos estatales —o sea, todos; en Cuba no hay iniciativa privada— están atiborrados de propaganda cheguevarista. Dicen que los libreros de viejo de la Plaza de Armas les aseguraron que “a los jóvenes europeos lo que más les interesa son las obras del Che”. A jóvenes ignorantes y fetichistas, a viejos militantes de izquierda que mientras en sus países claman por la creación de comisiones de la verdad y celebran los escrutinios de la ONU a sus gobiernos, se niegan a saber de los desmanes de cinco décadas de justicia revolucionaria, de fusilamientos en La Cabaña y de prisioneros refundidos en las mazmorras subterráneas del Morro con el agua de la marea alta ablandándoles los principios. Sólo quieren saber de camisetas coloridas y ajustadas y de películas románticas.
Como esa nueva cinta sobre el Che. Todos se asombran de que la haya hecho Soderbergh, el director de Sexo, mentiras y video y Erin Brockovich. Pocos parecen recordar —y es fundamental— que también es director de la comercialísima saga de la pandilla robabancos de Danny Ocean. No se angustien, no hay debate ideológico: Soderbergh no quiere catequizarnos sino sacarle la mayor cantidad de dinero a un producto comercial tan garantizado como el Guerrillero Heroico. Del mismo modo en que el gobierno de la isla, con el excelente pretexto que es la familia, nos lo saca a los exiliados mientras se llena la boca diciendo que somos gusanos, vendepatrias, lacra despreciable, peste del universo. Y de esa manera nos ven y nos tratan, fieles al dictado de sus ídolos, esos fundamentalistas voluntarios de una mentira que ni siquiera conocen.
Miriam Gómez, la viuda de Guillermo Cabrera Infante, contó en reciente entrevista que en cierta ocasión, en un avión, un hombre los insultó con un diluvio de improperios y argumentos por sus opiniones sobre Cuba. El enorme escritor no se inmutó, como si con él no fuera; sólo le dijo a su indignada esposa: “Es absurdo discutir, porque no se trata de ideas, sino de sentimientos. Ese hombre es de sentimiento totalitario: no hubiese visto los campos de exterminio de Hitler. ¿Cómo combatir eso?”
¿Quién convence a quién en esas interminables y absurdas discusiones que, por asuntos cubanos, solemos establecer con más frecuencia de la que quisiéramos? ¿Qué más da entonces, vecino, si estamos a favor o en contra?

22 comentarios:

Alexis Romay dijo...

Estoy a favor de tu texto. Y en contra de quien tú sabes.

Anónimo dijo...

Odette:
Todos los días tenemos que lidiar con eso. Algún día se darán cuenta o a lo mejor ni eso logran. Pero lo importante es que dos o tres digamos lo que queremos decir, cueste lo que nos cueste. Un abrazo grande y un beso, querida abuelita.

José Nicolás dijo...

Una opinión fundamentada, una canción, el cuadro de un pintor abierto a la verdad del mundo y de las cosas, el cine comprometido con la belleza y el amor, en fin la verdad y la poesía puede que no paren un tanque, pero pueden tocar el corazón del guerrero que lo conduce. Me ha gustado mucho el artículo y te aplaudo admirado de tu destreza.
Hace un tiempo bastante prolongado, supe por boca de Polo Torres el guía de Guevara en la Sierra Maestra, que este mando fusilar a una mujer embarazada, y que su orden se ejecutó bajo presión de pena de muerte a quien le había tocado (el pelusa) así fue como surgió mi desencanto y la enorme amargura de saber que todas las veces que grite “Seremos como el Che” era y es la forma más sutil de convertirnos en asesinos.

Anónimo dijo...

Estoy en contra. Cuántas veces he tenido que trabajar con estudiantes
que vienen a mí con la cara gigante del che a dos colores,
clavado en sus camisetas. Hablo con ellos mirando casi al techo para evitar la imagen que nos persigue a través de una equivocada utopía, y una negación psicológica de la verdad.
En contra... digo de nuevo.
un abrazo, poeta-hermana.

Anónimo dijo...

Gorda, tu ironía es tan fina como real, es como tú dices: qué más da?

Mabel Cuesta dijo...

y justo ayer tenia yo una conversacion de lo mas agradable con alguien de Cuba, que me reprochaba que por la entrada que hice en mi blog sobre las elecciones de Estados Unidos, en la que celebraba el triunfo del sentido comun y el fin de la segregacion de las razas en este pais, en fin, que por eso, la persona de alla me aseguraba que ahora si que es seguro que no me van a dejar entrar a ver a mi familia... que ahora si que la cague... aun cuando no hay acceso a internet, la gente accede y juzga y se queda ciega, ciega hasta la blacura total que es la nada, que es la muerte... ya nada importa demasiado. Un pueblo perdido, eso somos...gracias por tu entrada, hermosa...

Anónimo dijo...

estar en contra o favor, ir respirando por ahí, sólo un abrazo para ti odette, pero un abrazo del tamaño del mundo.
una guagua llena de cariño para ti y sólo para ti.
desde aguascalientes

Anónimo dijo...

Bueno, Odette, primero doy cuenta de mi alegría por tu "regreso"... Tu texto muy bueno. A eso ya nos acostumbraste. El tema ya no me excita, pero tu texto lo firmaría de principio a fin si me quedaran ganas para hacer algo al respecto. Coincido contigo a lo largo, ancho y alto del asunto, pero no sé si envidiarte las fuerzas para abordarlo. Ello implicaría aceptar la voracidad inapelable e inútil de mi jodido escepticismo. Ay, amiga, pensé que nunca llegaría a decir esto, pero aunque me posiciono claramente en contra en el dilema que plantea tu vecino, el "asunto cubano" es una adicción que me propongo dejar poco a poco; al menos en lo que representa de fatigoso bregar contra los unos y los otros: ésos que desde extremos interesados no pierden ninguna oportunidad de blandirlo para hablar y tratar de sí mismos. Si un vecino me preguntara eso... No sé, espero que no pase. El sólo hecho de pensar una posible respuesta que no sea irónica ya me produce fatiga. Mucha... Tú mantente cerca, y a poder ser, visible, legible, que ya te estamos esperando. A ti sí con ganas renovadas. Te abrazo.
Jorge

un tordo dijo...

acá en Caracas nuestro rey sol bolivariano pide que le den el sí como gesto de amor para perpetuarse en el poder , ésta es, según él, la revolución del amor....y en el mismo lenguaje edulcorado, propio de estas fechas ordena a sus soldados que le echen gas del bueno a los estudiantes que protestan en las calles. El doble discurso de nuestro "gorila delicado" apela a lo emocional pues pocas cosas puede presentar como logros en su gestión, se está con él o con el diablo, por fortuna palpamos en las calles el desencanto y el despecho de muchos de sus enamorados, pero siempre habrá quien goce, en el mejor estilo lacaniano, con los maltratos y las vejaciones. En fin, qué te puedo decir, yo estoy en contra, no me la calo.

Anónimo dijo...

Feliz Año Nuevo en febrero; me reporto con llegada tarde pero “justificada” a tus dos últimas descargas. Puedo decirte que “tirano pero admirado” es de una estupidez y cinismo totalmente antologable en cualquier historia sobre infamias. La anécdota de Miriam es también un consejo sabio, sólo después de la derrota de Hitler se empezó a creer en el Holocausto y con todo ya sabes que existen sus escépticos. ¿Recuerdas el título del documental de Jorge Ulla sobre los presos políticos de Cuba? “Nadie escuchaba”.

Odette Alonso dijo...

Gracias Fidel:
http://www.youtube.com/watch?v=tQ-A9srNweo&feature=email

Anónimo dijo...

El pueblo errante siempre tendrá detrás un ejército dispuesto a masacrarlo, porque está disperso, sin tierra, sin trono, tratando de elevar su voz y de asentarse para restablecer su coherencia, es mucho el asedio, mucha la ceguera de quienes necesitan de mitos para subsistir, y más acorde con la naturaleza humana hacer leña del árbol caído.
Pienso que la verdad es sólo de quién la ha vivido. Cuánta historia en los libros escolares que con los siglos devinieron ficción! Ayer Castro era el Mesías, hoy el asesino del Che y el Che un héroe, y mañana vendrá alguien de una galaxia lejana para dejarnos saber que nadie es lo que cree ser... entonces el dios será ese bicho de pelambre verde que nos convertirá en robots, quién sabe, a lo mejor en seres más racionales. Suena a ciencia ficción, pero como especie no hemos evolucionado como se esperaba, no hemos superado la etapa depredadora y el brujo domina la tribu. En fin, muy frustrante. Por cierto, qué nos pasó que ya no usamos camisetas de Superman? Hay que modernizarlo, vestirlo de guerrillero y ponerle barba rala. Ante todo el comercio.
Magnífico artículo el tuyo, querida Odette! Hay que hablar, o gritar, es posible que alguna vez alguien escuche.
Un fuerte abrazo,
Karin

Anónimo dijo...

¡Qué buen artículo, chica! Y me quedé patidifusa con lo del picadillo de res bolivariano. Hum. En cuanto a las camisetas con la iamgen del Che, hasta aquí donde yo vivo, en el culo del mundo, proliferan. El otro día entré a una tiendita donde venden todo tipo de cuarzos y de artefactos metafísicos (ya sabes lo que me gustan esas cosas) y allí, entre perfumes astrales y varillas de incienso había una camiseta del susodicho. "¿Tú sabes quién fue ése?" le pregunté a a la dueña, que es, por otra parte, una bellísima persona. "Un argentino motociclista, ¿no?" me contestó no muy segura. Así, el dilema de estar en contra o a favor como que se diluye en una nube matafísica...¿Cómo se puede defender u oponerse a lo que se ignora?

Lázaro Buría dijo...

Como siempre, es fiesta leerte. Navegas el lenguaje popular y mareas el océano de las palabras del español rompiendo sus olas circunstanciales -encadenadas unas al influjo de otras según sea la tierra donde fallecen-, como si supieras, exactamente, la derrota singular de cada una de otras muchas frágiles caravelas personales cubanas que, como la tuya, buscan Tierra Prometida donde vivir en paz y tranquilidad, abrigadas en verdad cosechada por la experiencia y celosamente guardada en la memoria.

Al escucharte hablar dentro de mi -como si fuera yo mismo-, me recordé en circunstancias similares intentando deshacer la mentira a que conduce responder, eligiendo una de sus dos alternativas únicas, la belicosa pregunta -¿A favor, o en contra?-. Confieso que nunca lo he logrado porque mi respuesta -siempre acompañada de eso que llaman "matices"- me disfraza de "enemigo" ante quien espera sumarme a "su causa" -sea de "Adentro" o "Afuera"-. Cansado de tanto esfuerzo inútil, también me he mentido a mi mismo ofreciéndome el argumento de "que no vale la pena" y que lo mejor es emigrar a la indifencia "hasta que ese lío se arregle". Pero ni siquiera tales ordenes a mi mente, evitan la incomodidad y el absurdo que ella siente le acosan cuando alguien me identifica y se interesa por conocer cómo es "mi cubanidad". ¡Tremendo problema para La Identidad! ¿Sabes cómo lo he resuelto? Sencillo. Cuando oigo la pregunta fatal, respondo lo siguiente:

- Cuando me digas en qué parte del "A Favor" y con cuál del "en contra" estás de acuerdo -¡o en contra!-, te diré en qué coincidimos o no.

Si realmente deseáramos entendernos -¡es la cuestión principal!-, ello supondría descubrir cuáles razones del "enemigo" son mejores que las mías y cuales no. Es más fácil gozar encontrando las segundas, que sufrir buscando las primeras. ¿Cómo resolver eso?.

Pero después de todo, disfruto mucho tus fiestas.

Anónimo dijo...

Echaba de menos tus líneas.
A la pregunta que enuncias yo siempre respondo que mi actitud es estar a favor de algo, nunca en contra de nada. Por tanto, no soy "anticastrista" sino PRO-DEMÓCRATA. Lamentablemente, ese señor es todo lo contrario... Pero ese es SU problema, no el mío. No soy "anti" nada, sino "pro" todo.
Vi la película y me desconcertó: es una enorme confusión con esos cortes y saltos, impropios de una película "histórica", que debe ser LINEAL. Como cinta, cinematográficamente hablando, es fallida a mi juicio. Me impresionó la caracterización de Benicio del Toro, muy buena, aunque no tan excelente como la Javier Bardem de Reinaldo Arenas en "Antes que anochezca", que sí merecía un Oscar (ese año de lo dieron a Crowie por "Gladiador", una pena).
Te envío besos a granel y una pregunta: ¿qué harás para tu próximo Parque del Ajedrez que, como advertirás, es el número "69"?
Alesso

Anónimo dijo...

¿Qué más da?... En contra.
Esto, como dice Maya, me trae a la mente a esos muchachos, rebeldes y amanerados ellos, que andan con la foto del ídolo en sus camisetas. Yo los veo y me río, pero de rabia. Cuando tengo tiempo, les pregunto si saben cuán "open" era esa hombre. Y ahora con la película, ni hablar. Un ejército de "fieles abanderados de la democracia" nos enfrenta para defender a quien nada le daba más placer que aplastarla como a colilla de cigarro.
Un abrazo.

Odette Alonso dijo...

Hace unos años, cuando la anterior película del Che, la de la moto de Gael, Zoe contó en una crónica que se encontró en uno de los barrios "nice" de París con dos muchachos evidente y asumidamente gays con unas camisetas del susodicho. Al preguntarles si sabían quién era, respondieron que un argentino gay que había recorrido toda América en una moto con su pareja... Huelgan los comentarios.

Dina dijo...

Estoy a favor de todo lo que dices porque es historia, no hay vuelta atrás, todo lo que dices es cierto y yo lo vi en Cuba. Los que estén a favor de esa revolución son necios, a la vista está el resultado. Le echan la culpa al bloqueo y me cansan. Un ejemplo: en Cuba ya no hay papel ni para imprimir libros, Canadá les vende todo el papel que quieran, siempre y cuando se lo paguen. Claro, no hay con qué pagarlo, siguen sin papel, ¿dónde está el bloqueo? Es más fácil apelar al bloqueo que decir que la isla ya no genera producción de nada y no puede negociar con nada. Bueno, negocia con Chávez porque él levanta su ego fotografiándose con Fidel. Ah, Cuba, yo creo que alcanzamos a ver el cambio.
Abrazos y gracias, Odette, me desahogaste con tu publicación. Dina Posada

Anónimo dijo...

y que más da?
si todo sigue siendo una beligerante simulación...sólo es mi intuición con desgano...
saludos y abrazos mi querida odette
jetzabeth

~Zurama Arencibia Nuñez~ dijo...

Definitivamente en contra!!

Es pura ignorancia, como decía el gran Jose Marti.......

"La ignorancia, mata a los pueblos y es preciso matar a la ignorancia"

Anónimo dijo...

Me encantó “¿A favor o en contra?”. Es cierto: no vale la pena discutir porque no hay intercambio de ideas, sino bombardeo de sentimientos. Y al que le duele le duele. Por eso digo que en relación con la tragedia perpetua de Cuba, los cubanos estamos solos. Hay una avalancha de supersticiones de izquierda (incluido el antiamericanismo) que entierra la verdad histórica de un pueblo que se ha dejado secuestrar su libertad y su futuro, de una mafia sanguinaria en el poder, por 50 años, que embarga a su pueblo. Y hablando de temas más interesantes, presentas tu novela, ¿no? Habrá que leerla pronto.
Besitos,
Roberto

Anónimo dijo...

Me encanta tu articulo !!
Trabaje hasta el 19 de Noviembre de 2008 en los medios de difusion masiva de La Habana..y tambien repeti hasta el cansancio consignas roboticas! Hay que vivirlo..!Cuanta mentira disfrazada! Por supuesto que te aplaudo y pienso que algun dia termine por fin la REPRESION,LA MENTIRA,esa espera de mi pueblo y esta angustia de quienes tenemos que vivir lejos de nuestra querida Isla..Un abrazo desde Miami..May