No reconozco a la muchacha de la foto. No preciso el momento en que esa imagen quedó registrada en la película de aquella vieja cámara. Recuerdo perfectamente —eso sí— el reloj en la pared del fondo, el aparador y la reja, el balcón sobre la bulliciosa Concordia y la ropa tendida. Allá, perdido entre esa oscuridad, estaba el mar; a la izquierda, la puerta del cuarto que habité casi tres años y adentro, la cómoda con el espejo que decía “te amo”. En él me miraba cada día y, sin embargo, no recuerdo el reflejo de esa muchacha en el azogue.
Es como si no la conociera. Como si por primera vez viera su piel tersa, la asombrosa delgadez, la abundante cabellera riza, los ojos saltones tras esos espejuelos que parecen parabrisas de guagua interprovincial. No lo niego: hay en ella un aire familiar; a ratos se parece a Camilo. Me pregunto si realmente existió y dónde, que ahora me parece una pieza anacrónica, equivocada, colocada en el lugar donde me sentaba a comer o a conversar, junto a la ventana que daba al cubo de luz.
Debe haber sido 1990 o 91, incluso muy principios del 92. Especialmente por lo flaca, por el hambre de esos años. Los tiempos de la Casa del Joven Creador y La Madriguera, de las noches del BarTolo, del programa de Albis y Joel en Radio Ciudad de La Habana, de las tardes de té, arroz aroma e I Ching en el asteroide de Soleida, del café y la chispa ‘e tren en N y 27… Todo el entorno lo recuerdo menos a esa muchacha. ¿En qué rincón fue a esconderse para que no halle con ella parecido? Sobre todo si nuestros ojos, los mismos, tantas veces se toparon frente a frente, tantas veces se indignaron, rieron o lloraron al unísono.
A ésta sí la recuerdo (y Agustín me ayuda en los detalles). Pinar del Río, noviembre de 1989. Siento, aun ahora, el ambiente de esa tarde en el Museo de Historia, nuestra lectura al aire libre. Nelson Simón, Agustín Labrada, Carmen Duarte y Silvia —la que echó a rodar sus ojos verdes—, Xiomara Laugart, Jorge García —que acaba de adelantársenos en el camino—, Yamira Díaz... Y la noche anterior en el patio grande que albergaba la peña “La Majagua”. A quienes íbamos desde La Habana nos alojaron en los albergues de la escuela provincial de arte. Rememoro con facilidad las paredes pintadas de amarillo, los baños de cemento, los cuartos de pocas camas, nuestros acompañantes, los anfitriones.
Y también esa otra con León Estrada: primero de octubre de 1988 en la terminal de ómnibus de Camagüey. A pesar del gesto, no había cansancio: acabábamos un viaje en el inicio del siguiente. Poblábamos una isla de poemas y de amigos que recorríamos de un lado al otro, una vez y otra vez. De Pinar a Baracoa, de Moa a Sandino. Del verso nuevo al corazón y al sueño.
“Tu destino es cantar llorando”, me dijo el sábado, hablando de poesía, Ana Cabrera Vivanco. Sí, me he pasado la vida escribiendo versos tristes, haciendo el inventario de las pérdidas, acumulando escombros en el alma. Buscando, como los viejos alquimistas, el polvo milagroso que no es más que ensueño y plomo. Convirtiendo cada víspera del fuego en otra hoguera donde bailar a oscuras.
“Ay qué pesado, qué pesado, siempre pensando en el pasado”, escucho a Ana Torroja en algún radio lejano. “Old times all the time”, opinaría, con su tono sarcástico, el doctor Zárate de nuestra fijación con los ochenta, aquellos años tan idílicos como tremebundos. Pero sólo es nuestro lo que ya vivimos. Si algún imperio hemos tenido es el pasado. No hay otro paraíso ni otro edén; por eso siempre nos parece perdido. El presente es ridículamente efímero, apenas existe: es sólo ese segundo que ya se quedó atrás. La oración anterior, incluso esta frase entre comas que ahora escribo, ya son pretérito perfecto, registro akáshico.
Mañana cumplo 18 años de haberme ido de Cuba. Aunque a veces enfoque el catalejo hacia aquellas playas, ni tan lejanas ni tan perdidas, para mí el exilio no ha sido más que ganancia, beneficio, crecimiento. Miles de oportunidades y regalos. Amigos nuevos, viajes, libros, lujos del corazón y la cabeza. Una bendición. Vuelvo a mirar estas fotos del siglo pasado mientras canto, con fondo de tambores y corneta china: “Santiago, cuna y pan, Santiago…” y también —¡cómo no!—, cual si bajara con un mariachi de la Sierra Morena, lógicamente de contrabando: “Ese lunar que tiene, cielito lindo, junto a la boca…”
Un coro me acompaña porque “cantando se alegran, cielito lindo, los corazones”.
Hermoso recorrido por la memoria, Odette, esa nostalgia, el tiempo ido pero que siempre, de alguna manera permanece dentro, en el recuerdo, esa parte otra de nosotros; ese mirarse y reconocerse o no, porque siempre en el fondo, seguimos siendo los mismos, cotradiciendo al poeta; nadie puede borrarse como se borra un papel escrito en tinta y que se echa al mar; el olvido no existe, aunque sea en sueños
ResponderEliminarviene envuelto en las arenas movedizas de alguna fotografía, una canción que se escucha en algún Bar o no, en algún recodo del camino, o en todo caso en el olor de algún aroma que nos devuelve, y así de repente nos devolvemos, como lo has hecho tú ahora, en ese instante en que buscas (por algún motivo) viejas fotografías que desdicen que sólo somos un presente sin pasado. Recibe un abrazo amiga desde esta Venezuela que casi ya no lo es. Teresa.
Dan ganas de hacerlo de nuevo. Aunque, no creo que...
ResponderEliminarQué lindo post, cuatita…Y qué delgadita…Oye, si un día hacemos una exhibición de fotos de los 90, todas parecemos modelos por lo flacas….¡Buenos y malos tiempos que nos haces recordar!
ResponderEliminarQué suerte leerte, querida amiga. He terminado esta entrada con una sonrisa a solas, bueno con Cuba (la perra) delante. Ella, inmersa en sus "pensamientos" está acompañándome de nuevo en casa. Y tú con estos recuerdos a cuesta después de 18 años fuera de La Isla haces que la tarde, aunque plomiza y bastante gris en estos madriles céntricos, cambie de color, o se coloree con estas fotos que son muy buenas. Sobre todo la primera.
ResponderEliminarBesitos.
Canta y no llores... 18 años es mucho tiempo... Un abrazo... Me ha gustado el artículo y las fotos... León se me sigue pareciendo tanto a mi Valle-Inclán!!!!!!!!!!!!! ¿Cómo puedo hacer para volverlo a ver?
ResponderEliminarBellos post, abuelita. Dan deseos de volver al pasado... pero solo para contarlo, no para vivirlo ¡¡¡Pá su escopeta!!!
ResponderEliminarHola Odette, bonitas fotos, te va bien el look morticia, a todas nos va bien y con 20 años menos pues ni que decir, un abrazo fuerte y gracias por enviarme tu parque, lo leo con placer y me remonto a unos dias que estuve en Cuba y a pesar de todo me encantó.
ResponderEliminarCreo que eso es muy importante: que el exilio traiga crecimiento porque, si no, ha sido baldío.
ResponderEliminarUn saludo. Nos vemos en Minería. Con la botella de los amortajados que no quieres...
¡Uy! Oddete, qué bueno. Me alegra saber que tu también sucumbes al hipnótico encanto de las fotos antiguas. En mi familia, mis hermanas y yo peleamos por las fotos viejas, sepias, armadas en daguererotipos, con paisajes de mentira y tías abuelas que lucían pechugonas y románticas. Yo heredé la mayoría. Cometí una estafa. Las puse sobre una mesa, les dije a mis hermanas que eligieran las que quisieran, que el resto me las quedaba para mí. Ellas son ingenuás y se fueron con las fotos coloridas, fotos modernas, de hace poco, no tenían más de 20 o 30 años. A mi me dejaron las otras, las que me hablan de un pasado misterioso y me susurran secretos de familia. Solo acudo a ellas cuando estoy sola en la casa, mis hijos varones están casados, mi marido en su oficina y mi única hija estudiando en la casa de su profesora. Solo entonces, abro los cofres y me siento a escuchar sobre los amores pasioanles de mi tía Carmela y sobre el trágico destino de mi abuelo paterno.
ResponderEliminarLas fotos son mudas con otros, pero a mí me quieren.
Lita
Recuerdo a esa muchacha, la veía de pasada en medio de la prisa en la que cabalgaba en aquel entonces...varias fueron las veces que hice retroceder a mi Rocinante en pos de esa silueta, pero ya no estaba.
ResponderEliminarComo bien dijo Pessoa:
"Tenemos, quienes vivimos
una vida que es vivida
y otra vida que es pensada,
y la única en que existimos
es la que está dividida
entre la cierta y la errada.
Más a cuál de verdadera
o errada el nombre conviene
nadie lo sabrá explicar;
y vivimos de manera
que la vida que uno tiene
es la que él se ha de pensar".
Hermoso, Hermosa.
Queve
querida siempre... yo con mi complejo de llegar tarde a todas partes, he lamentado con creces y muchas veces, no haber sido mayor de edad en esos ochentas cubanos. Cogi los ultimos ramalazos y mucha nostalgia de ellos que he vivido como mia. Y entiendo la desazon o el extrañamiento ante la muchacha de la foto. Me pasa a mi con algunas de hace 5 años... a mi, que soy una mocosa, pero en estos pocos años de exilio lo he sentido todo hondo.
ResponderEliminarLa semana que viene sera tambien mi aniversario de fuga sin tocata. Y aunque no venga a cuento, ni quiera robarme el show, aprovecho para darles las gracias a Dora y a ti por la acogida en ese D.F. en donde me hele de miedo y frio, pero en donde tan bien la compañia y pulcritud de vuestras almas y apartamento (este segundo, un modelo a seguir) me dieron la mano en la hora de la cruzada.
Como cucarachita martina o ratoncito perez (que ya ni me acuerdo quien propuso a quien en esa historia) bien le pediria a la odette de ahora que me concediera la mano, pero no quiero lio con la jefecita Dora. Es solo mi modo de decir que tu presente es tambien posible, hermoso y en unos años, esas fotos del 2010, seran las de esos tiempos (Oh tempora, oh mores) en que tan feliz eras sin saberlo. Siempre de ti...
Querida Odette, ¡eras un bombón!
ResponderEliminarHermoso tu texto. Y estoy entre quienes celebramos tus 18 años aquí.
Un abrazo, Rosamaría
Pues estabas guapísima... Fíjate, amiga, qué casualidad: precisamente hoy, como tantas otras veces, en una sobremesa con nuestros dos hijos, hacíamos balance mi mujer y yo sobre nuestra experiencia migratoria; y nuestro balance, como el tuyo, es positivo, muy positivo. Muchas gracias por tu texto. Me llega, como tantos otros tuyos, oportuno y cómplice. Yo, que nací en diciembre de 1962 y emigré en diciembre de 1992 (justo el día que cumplí los 30 años) ya llevo en España 17 años; y a pesar de los tantos problemas que ocurrieron y ocurren, creo que la experiencia se ha resuelto en crecimiento. Espero que algún día, en México, España, Cuba, o en cualquier otro sitio, podamos compartir balances a la distancia óptima para estos asuntos... Te adelanto que aquí creo haber descubierto algunas cosas muy interesantes en cuanto al ser hispano. Y fíjate de nuevo, otra casualidad (o no): he querido comprobar el calado de esos descubrimientos releyendo buena parte de la obra de Fernando Ortiz y Moreno Fraginals. Algún día, seguro, hablaremos de ello. Te abrazo.
ResponderEliminarJorge
Mi nina:
ResponderEliminarLa primera foto, no la conozco (como tambien desconozco muchas de tus travesuras en La Habana de principios de la decada de los 90). En esos anos todos adelgazamos hasta lo ridiculo pues luego que se acabo la "hermandad" con el Campo Socialista, los cubanos atravesabamos el Niagara en Monociclo.
En la segunda foto estas lindisima, tengo una de esa epoca en un cumple de Marianela, tu de brazo de Alfredo Quintana para que Tete no fuera a comenzar con su acostumbre de indigar quien era novio de cual.
La tercera fue por la epoca en que trabajabamos en Cultura. Me dio tremenda alegria ver las sandalias que ambas usabamos y que nuestro amigo Carlos Reiners nos separa en cuanto los artesanos llevaban mercancia a el Fondo de Bienes Culturales (sandalias y alpargatas). Si ves ese Fondo hoy, te mueres mi vida!!! Ya alli no queda ni el sillon colgante que nadie osaba discutirme y desde donde te llamaba en cuanto veia entrar a nuestra amiga (la directora) que me asustaba tanto como a ti mi prima Norma. En fin, cuantos lindos recuerdos.
Como siempre mi vida, un besote. Te quiero.
Ines.
mira que te miro y te observo una mil veces, y te vuelvo a imaginar, rememoro el relog de la pared, y un poco mas a la izquierda cual si no fuera con el estaba "MIGUELÓN", el esqueleto rumbero alma en pena de la calle concordia, y ahí estabas tú, si te recuerdo y y mucho, ASÍ, querida mía Ode. Aristides
ResponderEliminarLas cosas de la vida, Odette. Y así es como te recuerdo. Y es que en esa lejanía que hoy te parece extraña está no sólo tu juventud (y la nuestra) sino parte de lo que eres (somos) ahora. Muy hermosa foto, no muy diferente de las otras dos. Un abrazo y feliz cumple. Rita
ResponderEliminarMamy, flaca pero divina. Y el Agus, de lujo.
ResponderEliminar18 años y parece que fue ayer. Ya no sé si reír o llorar viéndolos tan flacos, o será por que yo sí recuerdo a la muchacha de la foto. Dios mío, ojalá no nos olvidemos los unos de los otros.
ResponderEliminarUn abrazo,
Marilyn
Ésta foto con León (el único escritor que conozco que no admite entrevistas) la descargaré y mandaré a Noelito (Pérez Sobrino) para que se la haga llegar… el tiempo pasa pero no todo se hace viejo…
ResponderEliminarHermoso texto, hermana. A veces cierro los ojos, y ésa, la de la foto, es la que recuerdo.
ResponderEliminarTe abrazo,
Marlenys.
Me gusta la tercera foto.
ResponderEliminarQué hermoso es mirar al pasado, máxime cuando se trata de nuestro pasado personal, donde hallamos nuestras más hondas raíces y los detalles que nos marcaron para siempre. Los registros fotográficos qué valiosa fuente de información son, nos hablan de modas, costumbres, valores y muchas otras cosas, pero los sentimientos que en ellos se guardan sólo los interesados los pueden comprender y entre más tiempo pase mayor valor afectivo adquieren.
ResponderEliminarPara Odette de Ana Cabrera Vivanco.
ResponderEliminarAmiga: La verdad que llevamos una vida que camina más aprisa que nosotros. Hoy, hice un alto en el trabajo y visité tu Parque de Ajedrez. Ha sido un lujo y encima me he puesto lacrimosa y sentimental como una colegiala. Esto no estaba en el programa, pero lo que escribe sobre esa foto en que no te reconoces lo dices de una manera que... bueno j... aquí no se admiten supongo palabrotas, pero sólo con una palabrota sería capaz de definir acertadamente lo que me has hecho recordar y sentir en carne propia. Sabes que yo tenía en mi casa de La Habana un reloj idéntico al que aparece en la foto??? Nada que marcamos las mismas Horas del Alma y nos vemos en el mismo Espejo, tu Espejo. "Canta y no llores cielito lindo". Pero canta, canta siempre... Un abrazote. Ana
Deliciosa manera de no reconocerse en el recuerdo y perder a quienes una vez fuimos... Divina.
ResponderEliminarDaniel Torres
Querida Odette, hoy cumplimos 18 años de haber llegado a México. Recuerdo que, cuando el avión iba elevándose sobre Cuba, murmuré unos versos de Heredia: “las palmas deliciosas que en las llanuras de mi ardiente patria nacen del sol…”, y me dijiste: “… no juegues con las palabras que no sabemos qué tiempo pasará antes de que podamos regresar”.
ResponderEliminarDiez de febrero de 1992. Salimos del aeropuerto de Cancún. Nos esperan Alexis Núñez Oliva, su novia Marisol, la hermana de Marisol, Darsi… en una camioneta que usa la charanga Van Van para esta temporada de actuaciones en la discoteca Azúcar. Siento una extraña sensación de libertad, pero no lo digo. Pregunto si Cancún es una isla y Marisol habla de almuerzo.
En el hotel Caribe, Tico ha preparado una deliciosa comida. Recuerdo a Elena Tamargo, quien era mi vecina en Santos Suárez y la noche anterior fue a despedirme y muchas veces me salvó del hambre en su casa durantes esas tardes aciagas del periodo especial. Todo es alegría, aunque con un trasfondo de incertidumbre. Sueños y planes con La Habana aún en la respiración.
Anochece, y vamos a la Zona Hotelera, a la pizzería de Armando, un cubano que “rumia su nostalgia” de exiliado desde que abandonó la isla en 1962. Tico y yo probamos por primera vez los camarones. Marisol pide que no lloremos. Nadie sabe qué pasará, pensamos que seremos eternamente jóvenes mientras cantamos y el mar estalla con furia contra los hoteles.
Cuánto tiempo ha pasado, mi amiga. No me quejo del saldo. Como a ti esta experiencia me ha dado libros, viajes, un hijo hermoso que se llama Alejandro, nuevos conocimientos y quehaceres…, pero no olvidaré esa década maravillosa de los ochenta, aunque ahora sus protagonistas, en su mayoría amigos, estén dispersos en todos los puntos cardinales.
Recuerdo ese viaje a Pinar del Río, la destreza de Jorge García con su guitarra, la voz profunda de Xiomara Laugart, bromas entre los actores del grupo que comandaba Carmen Duarte (quien tuvo la gentileza de venir a Chetumal hacia 2007), Nelson y Yanira como anfitriones dignos, la literatura, la canción, otra vez los sueños, el alcohol barato, la juventud…
Recuerdo también mi última noche de trabajo en la Casa del Joven Creador, cuando organizamos con Omar Mederos un mega recital de trova. Allí estuvieron Polito Ibáñez, Alberto Tosca, Carlos Varela… Allí vi por última vez a nuestro hermano Jorge García, quien se ha ido antes de tiempo, como se fueron otros con quienes compartimos aquella magia irrepetible.
Lo primero que haré este verano cuando viaje a Cuba será poner en el mar, junto al malecón de La Habana, unas flores para Jorge con la esperanza de que rocen sus cenizas. También visitaré nuestra antigua guarida, que ahora es el Museo del Ron, y el cambio no es tan desatinado. Muchos rones bebimos allí al compás de la ternura o de la rabia, de un poema o un aullido.
Nuestra generación vivió escenas hermosas y también terribles, pero siempre bajo el manto de una edad en que nos creíamos invencibles. No pienso, como afirmas, que el presente valga menos. Lo digo tal vez porque estoy enamorado y si esas fotos, con su aire antiguo, han hendido hoy mi nostalgia, esta mañana desperté bien alegre con un beso de mi novia.
Esta noche, por esos laberintos absurdos del tiempo y las responsabilidades en que solemos enrejarnos, no podré festejar la fecha. Pero el viernes mi novia Isadora, mi hermana Juliet y yo estaremos en algún antro de Chetumal celebrando, a mil 500 kilómetros de tu apartamento defeño, con todo el dolor y el júbilo que implica, nuestra mayoría de edad como emigrantes.
Felicidades, Odette. Me encantó el post.
ResponderEliminarAy, y felicidades a Agustín también. Acabo de ver su comentario.
ResponderEliminarNiña a mi el pasado me distrae del presente y como ya paso ni me va ni me viene, como decia Khalil"dos momentos que no me importan, el ayer que ya paso y el mañana que aun no ha pasado"; te ves muy bien asi porque ese es tu presente con tus batallas ganadas y tambien , porque no, las perdidas, asi emerges en el ahora y asi seras hasta que el ahora pase y ya no podamos hacer nada. besos goty.
ResponderEliminarlinda esa línea del tiempo, muy tuya, qué maravilla tener evidencia de todo eso que fuimos...
ResponderEliminarabrazos
jetzabeth
Te descubro hoy. Gracias por esas imágenes del no encuentro. Lindo texto. Tratar- de descubrirte en estos días. No soy cubana, pero estoy enamorada de uno. Y su exilio es casi mío.
ResponderEliminarIris
Excelente texto que resume muchas de nuestra penas.
ResponderEliminarMe tocó, queridisima Odette, un mucho de todo eso que cuentas. Sabes bien que estuve en el centro de esa historia y la recuerdo, pero no con nostalgia, la nostalgia no sirve para nada. Amiga, remedando a esos grandes filósofos que son los integrantes de "Les lutiers", sólo puedo decirte que "Todo tiempo pasado fue anterior", nada de lo que sucedió en el pasado vale tanto como para amargarnos el placer de amanecer vivos y dispuestos para la faena diaria. La vida es linda, la presente, sobre todo si hemos sabido soltar el lastre del pasado.Para ser felices no hace falta más que salir en la mañana bien temprano, respirar el aire puro y ver salir el sol, haber visto al despertar la mirada cariñosa del perro fiel que te quiere incondicionalmente y que jamás te ha traicionado, mirarte en el espejo y ver que envejeces con dignidad y con la conciencia tranquila. No reniegues de esa muchacha flaca ( se me había olvidado lo bonita que es esa muchacha)no pienses que la perdiste, como yo no pienso que he perdido a la muchacha que iba llena de ilusión a la Casa del Joven Creador y al té de Jorge, que creía en el amor y en la verdad de los poemas; la misma que estuvo en tantos recitales y tantos Bartolos y que te siguió apenas un par de meses después a la aventura Bacalareña, pensando que el amor era para siempre. Ahora eres más sabia, querida, como yo lo soy. Brindo por eso, sola en mi casa de Chetumal, en mi valiosa y tranquila soledad.
ResponderEliminar...eres una cabrona enciclopedia de "lo triste"... y mucha razon tienes, el unico imperio es el pasado, cuando eramos felices y no lo sabiamos...!!!! Gracias, a pesar de la saudade, un abrazo
ResponderEliminar"Ay amor..." Canta Bola de Nieve en mi memoria, inmediatamente después de leerte Odette querida.
ResponderEliminarDebe ser por lo triste de esa canción magnifica.
Ahora eres linda y esa muchacha que extrañas, lo fue también. Ese apartamento me regalo varios momentos de felicidad, especialmente una noche, más bien una madrugada que, a pesar de su fugacidad, permanece intacta en mi memoria.
Vaya un abrazo al amigo Arístides que se, lee en este parque cada semana, como tantos de los de aquellos días, hermosos digo yo. Acaso la hermosura esta exenta de tropiezos y malos ratos, junto al cariño, la ternura, el trabajo por algo que te apasiona, la tierra de donde te parieron y un largo etc. que es la vida misma?
Agustín, el querido amigo, me hizo venir, un poco retrasado esta semana, al Parque tuyo. He andado de uno a otro lado y ahí lo tenía, pendiente de lectura.
Si algo me gusta de mi vida, y mira que me gusta casi todo, es saber que anduve cerquita de cada una de esas fotos y esos viajes y esos recitales de poesía y canciones. Siempre pienso que sería otra persona sin ese regalo que me hizo el azar de la AHS y la Casa del Joven Creador y ustedes, los artistas e intelectuales de los 80. En ese entorno descubrí finalmente lo que antes intuía era la Revolución y descubrí también, la noticia terrible de que quienes la hicieron, la habían convertido en revolución y no creyeron y no confiaron en nosotros, los que llegamos después con el afán de actualizarla y continuarla en sus mejores propuestas, pero eso es también la vida. Ojala y algún día podamos ofrecer a otras generaciones, desde nuestra experiencia, una oportunidad como esta que nos arrebataron sin derecho a réplica, so pena de irse a la cárcel o morir en el intento. Me contenta que no hayamos tenido madera de héroes o de mártires porque entonces el mundo de allende los mares, se hubiera quedado para nosotros envuelto en la nube de la duda. Ahora sabemos quién es quién y quizás mañana esa experiencia nos sirva de algo. Es así el tiempo, en su juego eterno con todos los que ingresamos en su reino alguna vez con la posibilidad del raciocinio. Creo entonces que todo se vale, la nostalgia, los recuerdos, el presente y lo que vendrá. El asunto radica en ser felices a toda costa, desde uno mismo y recordar para no errar.
Un beso
Omar Mederos
Muy bello, me sumo a los elogios, todo tiempo díficil siempre es bello, porque no has dejado de ser esa muchacha con ganas de vivir y es lo que importa.
ResponderEliminarOdette, mis felicitaciones por tu mayoría de edad en el exilio (y gracias por la parte que me toca del post). Te mando un gran abrazo y a Agustin, Omarito, Camilo, Heriberto
ResponderEliminarQue post!
ResponderEliminarHermoso y cierto!
Hoy Buenos Aires esta gris, y ahora conmigo esta solo Mia, mi perrita, y me mira con su carita de no entender mi rostro.
Te mando un beso grande!
PD: No habra fotos de la noche de disfraces?
ECarro
ERAS MENOS "MACHONCITA" Y ESO TE QUEDABA LINDO. ERAS ATRACTIVA EN ESE "ENTONCES"
ResponderEliminarJajajajja! Mirá cómo te parecés al Pedro Guerra que también conocí en los 90´s (ahora ya está parido y panzón, como todos/as!)No, si siempre he dicho que nos conocemos del futuro y de siempre! Gracias Odette por haber pasado por mi vida!
ResponderEliminarPatty
La evocación: he ahí tu secreto Odette... sabés evocar y ponerle misterio a nuestra propio pasado. Reflejarnos fácilmente.
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