Una de sus invaluables lecciones
Los mexicanos dirían que al comandante le ha ido como en feria la última semana allá en su tumba. No le ha escampado sobre su tejado de vidrio al pobre occiso. Lo que pareciera una excelente noticia —el levantamiento de sanciones de la Unión Europea contra el gobierno de la isla y el reinicio del diálogo—, realmente no lo fue tanto para la jerarquía revolucionaria. La liberación de cuatro prisioneros de conciencia —condición de la UE— demostró que en Cuba sí hay presos políticos, es decir, personas privadas de su libertad por pensar distinto a como parametra el comité central del Partido. Eso no es noticia para nadie que tenga dos dedos de frente, pero la (in)justicia revolucionaria se empeñó por décadas en imputarles causas comunes y negar su existencia.
Mientras esto se cocinaba en La Habana, en México un comando de hombres armados y encapuchados —presumiblemente Zetas— se “robaban”, como en película del sábado, una guagua con 33 cubanos, interceptados en medio del mar antes de llegar a Cancún y que eran trasladados, en calidad de detenidos, a la estación migratoria en Chiapas. Esto viene ocurriendo hace mucho y tampoco es un secreto, por más que los involucrados traten de ocultarlo: lanchas rápidas —dicen que yates de lujo— son cargados de cubanos en las costas de Pinar del Río y trasladados a Cancún. Allí los esperan autobuses —dicen que también de lujo— que los llevan hasta la frontera norte, donde se entregan a las autoridades estadounidenses y, acogidos a la Ley de Ajuste Cubano, reciben su documentación legal en cuestión de horas.
“La mafia de Miami”, gritan aquí repitiendo una frase de factura isleña. Lo cierto es que además de las redes de tráfico que cobran a los familiares de Miami por sacar clandestinamente a los suyos de la isla, hay redes coludidas en Cuba, porque cualquiera que conozca aquella realidad sabe que para llegar al extremo occidental, donde los recogen las lanchas, hay que ser trasladados por horas en algún medio de trasporte. Y en Cuba todas las guaguas son del gobierno. Que no se hagan ahora los chivos locos ni digan que es simple tráfico de talentos que "el imperio" malsano les quiere robar. Mucho más cuando la responsable de las cuestiones migratorias de la Secretaría de Gobernación mexicana acaba de balconear que la embajada de Cuba, en lo que va de administración, no ha respondido una sola comunicación de las que les mandan para consultarles la repatriación de los compatriotas ilegales. Un hecho es innegable e inocultable: a las autoridades cubanas les conviene que la gente se vaya porque mientras más estemos de este lado, más remesas llegarán a la isla.
Y hablando de dos dedos de frente, no son gratuitos los cuestionamientos a la veracidad de esas imágenes que transmitió la televisión cubana el pasado 17 de junio de un supuesto encuentro entre Fidel, Raúl y Chávez. "¿Acaso te dejaste engañar por ese video prefabricado?", me echaron en cara unas amigas. “¿Desde cuándo Raúl no usa traje militar?”, dijo una desde Nueva York; “¿no viste a Chávez más flaco que actualmente?”, apuntó la otra desde una latitud más sureña. Y luego, siempre con el mismo mono deportivo…
Picada mi curiosidad, me di a la tarea de revisar todas las versiones del video —que es una sola, por supuesto: la que difundió Cubavisión y que, dicho sea de paso, no aparece en ninguno de los medios cubanos— y no resultó muy sorprendente comprobar que no tiene el sonido original más que cuando Chávez saluda con un “Hasta la victoria siempre, venceremos”. El resto del tiempo, que no es mucho, apenas un par de minutos y medio, sólo se escucha, encimada, la voz del locutor cubano que enlista los temas sobre los que supuestamente departieron. ¿Por qué no habría de oírse la charla si realmente estuvieran tratando asuntos tan actuales como la crisis de los alimentos?
Recordé de inmediato que durante mi último viaje a Cuba, viendo el noticiero del mediodía, Dora, con ese ojo entrenado que su experiencia en la producción de medios audiovisuales le ha dado, saltó en la silla señalando a la pantalla donde una profesora, asistente a uno de los tantos congresos que hacen allá, hablaba de las maravillas y avances de la práctica de la química en la isla. La mujer era colombiana —o sea, hablaba español— y, sin embargo, la voz de una locutora cubana traducía encima del sonido original. Acto seguido, otro traductor interpretaba sobre un audio en taiwanés lo que decía —¡quién iba a entenderlo!— elogiosamente hacia Cuba un dirigente del deporte de la nación asiática. Ninguno de los cubanos presentes —ni yo— reparó en tal incongruencia y pillería hasta que ella nos lo hizo notar.
Como si fueran poco los traspiés internacionales, bien enchilado, dirían mis actuales coterráneos, Reinaldo Escobar, “representando” a su mujer —Yoani Sánchez, la bloguera de Generación Y—, en un enfrentamiento de hombre a hombre —que no en balde a Reinaldo lo apodan Macho Rico— acusó al máximo líder de llenar de medallas con la efigie del Apóstol los pechos de asesinos, corruptos y sinvergüenzas internacionales. “Lo peor que le pudo pasar a Martí se llama Fidel”, remató una de mis amigas. El susodicho había acusado a Yoani de hacer “labor de zapa y prensa neocolonial” al no rechazar el premio “Ortega y Gasset” que le otorgó El País hace unas semanas.
La avalancha de manifestaciones de apoyo y cadenas de emailes no se hizo esperar desde el gran solar de la blogósfera cubana, ese paraíso de la libertad de expresión. Los mismos espacios que mi paisano Eliades Acosta, jefe del Departamento de Cultura del CC del PCC, ha catalogado como “blogs en contra de Cuba”. Ésa ha sido siempre una de las estrategias más fructíferas de la represión y del silenciamiento: la santísima trinidad revolucionaria que ya mencioné hace unos días: igualar al gobierno y a sus cabecillas con la Patria. Si cuestionas a la revolución o a Fidel, estás atacando a Cuba… ¿Por qué, chico?, si Cuba es una isla inocente, pura tierra, matas y ríos, cuya única culpa, la pobre, es lo que de “humano” pulula sobre su superficie.
Pero dígame usted: ¿dónde se ha visto que un jefe de estado (o ex) —suponiendo que haya sido él quien lo escribió o lo dictó desde el más allá—, en el prólogo de un libro biográfico que habla de Bolivia, tenga que emprenderla contra una ciudadana común y corriente, que vive en un edificio de microbrigada y anda en bicitaxis y en camellos —a quien, además, nadie lee en Cuba porque allí está limitado el acceso a internet—, así haya ganado el Pullitzer? Ahí se demuestra lo fuera de perspectiva que está todo en Cuba. ¿Alguien puede imaginarse a Zapatero callando a una bloguera de Extremadura o Valladolid o a Calderón reprendiendo a un indio taraumara por haberse atrevido a decir que en la sierra pasan hambre y frío?
Miren la foto de arriba y díganme cuál jefe de estado en qué lugar del mundo o época histórica ha salido en la televisión mostrando cómo se usa una olla de presión. Eso no es humildad ni cercanía con la gente; no se engañe el mundo: es control. Por eso somos un pueblo torpe, inmaduro, maleducado y dependiente. Cómo podría ser de otro modo, si él ha determinado durante medio siglo hasta lo más insignificante: lo que comíamos; en las cantidades y frecuencia en que debíamos consumirlo; en la olla en que debía cocinarse y con qué combustible. Cómo vestirnos; cada cuándo adquirir ropa, calzado o artículos de higiene —hasta el jabón, el desodorante, las toallas sanitarias—; con qué atuendo entrar a los sitios públicos, restaurantes, cines, espectáculos, y con qué chancletas, shores o largo de mangas era inaceptable, en un país en el cual no hay dónde comprar la indumentaria que exigen.
Asimismo era él quien determinaba qué actos eran constitucionales y cuáles dejaban de serlo en un segundo. Qué culto podíamos profesar; en qué dios podíamos creer y en cuáles no; cuándo en uno, cuándo en otro y cuándo en ninguno. A qué familiares podíamos escribirles y a cuáles no; cuándo podíamos hacerlo y cuándo por nada del mundo; cuándo aceptarles regalos como viles pordioseros y cuándo esos obsequios eran veneno ideológico para nuestras débiles mentes poscapitalistas. Quiénes eran nuestros amigos, quiénes nuestros enemigos y cuándo ese cuadro cambiaba para ser todo lo contrario. A quién podíamos admirar y venerar y cuándo se convertía al héroe en defenestrado. Quiénes se quedan en la patria socialista y quiénes podían irse; quiénes son recibidos y quiénes expulsados.
A qué viajes teníamos derecho y a cuáles ni soñarlo. A qué adelantos tecnológicos podíamos acceder y cuáles eran bloqueados por resultar perniciosos. Cómo debíamos divertirnos; cuándo podías tomarte una cerveza y cuándo no había ni en los centros espirituales; qué música debíamos oír, qué libros podíamos leer, qué caricaturas veíamos en la televisión. De qué temas podíamos escribir y por cuáles caeríamos presos o perderíamos la carrera o el trabajo; qué cuestionar de pronto, cuando él estuviera de buenas, y qué era absolutamente incuestionable. Y, en todos los casos, qué castigos aplicar a quienes contradijéramos cada una de esas disposiciones. La lista podría ser interminable.
Somos un pueblo sobreprotegido y, por tanto, menospreciado. Subestimado e inutilizado. Castrado; que nunca coincidieron mejor un verbo y un apellido. Lleno de miedos que sostienen el gran círculo vicioso: por habernos enclaustrado durante décadas —además del ostracismo y el despiste que constituye de por sí la condición insular—, los cubanos no saben cómo es el mundo, cómo manejarse o sobrevivir en él y, por eso mismo, prefieren mantenerse encerrados. Cualquier psicólogo diría que ésa es una reacción natural: allá adentro sienten protección. Sea como sea, se creen a salvo. Y eso es muy respetable.
Quienes hemos tenido la oportunidad y el privilegio de traspasar horizontes podemos alertarlos, tratar de orientarlos, abrirle los ojos. Pero si con esa necedad gallega que nos corre por las venas prefieren hacer oídos sordos y creer que el futuro pertenece por entero al socialismo, no veo que haya mucho qué hacer que no sea seguir dándole la vuelta al mismo ladrillo. Y yo, al menos yo, no tengo vocación bizantina.
Los mexicanos dirían que al comandante le ha ido como en feria la última semana allá en su tumba. No le ha escampado sobre su tejado de vidrio al pobre occiso. Lo que pareciera una excelente noticia —el levantamiento de sanciones de la Unión Europea contra el gobierno de la isla y el reinicio del diálogo—, realmente no lo fue tanto para la jerarquía revolucionaria. La liberación de cuatro prisioneros de conciencia —condición de la UE— demostró que en Cuba sí hay presos políticos, es decir, personas privadas de su libertad por pensar distinto a como parametra el comité central del Partido. Eso no es noticia para nadie que tenga dos dedos de frente, pero la (in)justicia revolucionaria se empeñó por décadas en imputarles causas comunes y negar su existencia.
Mientras esto se cocinaba en La Habana, en México un comando de hombres armados y encapuchados —presumiblemente Zetas— se “robaban”, como en película del sábado, una guagua con 33 cubanos, interceptados en medio del mar antes de llegar a Cancún y que eran trasladados, en calidad de detenidos, a la estación migratoria en Chiapas. Esto viene ocurriendo hace mucho y tampoco es un secreto, por más que los involucrados traten de ocultarlo: lanchas rápidas —dicen que yates de lujo— son cargados de cubanos en las costas de Pinar del Río y trasladados a Cancún. Allí los esperan autobuses —dicen que también de lujo— que los llevan hasta la frontera norte, donde se entregan a las autoridades estadounidenses y, acogidos a la Ley de Ajuste Cubano, reciben su documentación legal en cuestión de horas.
“La mafia de Miami”, gritan aquí repitiendo una frase de factura isleña. Lo cierto es que además de las redes de tráfico que cobran a los familiares de Miami por sacar clandestinamente a los suyos de la isla, hay redes coludidas en Cuba, porque cualquiera que conozca aquella realidad sabe que para llegar al extremo occidental, donde los recogen las lanchas, hay que ser trasladados por horas en algún medio de trasporte. Y en Cuba todas las guaguas son del gobierno. Que no se hagan ahora los chivos locos ni digan que es simple tráfico de talentos que "el imperio" malsano les quiere robar. Mucho más cuando la responsable de las cuestiones migratorias de la Secretaría de Gobernación mexicana acaba de balconear que la embajada de Cuba, en lo que va de administración, no ha respondido una sola comunicación de las que les mandan para consultarles la repatriación de los compatriotas ilegales. Un hecho es innegable e inocultable: a las autoridades cubanas les conviene que la gente se vaya porque mientras más estemos de este lado, más remesas llegarán a la isla.
Y hablando de dos dedos de frente, no son gratuitos los cuestionamientos a la veracidad de esas imágenes que transmitió la televisión cubana el pasado 17 de junio de un supuesto encuentro entre Fidel, Raúl y Chávez. "¿Acaso te dejaste engañar por ese video prefabricado?", me echaron en cara unas amigas. “¿Desde cuándo Raúl no usa traje militar?”, dijo una desde Nueva York; “¿no viste a Chávez más flaco que actualmente?”, apuntó la otra desde una latitud más sureña. Y luego, siempre con el mismo mono deportivo…
Picada mi curiosidad, me di a la tarea de revisar todas las versiones del video —que es una sola, por supuesto: la que difundió Cubavisión y que, dicho sea de paso, no aparece en ninguno de los medios cubanos— y no resultó muy sorprendente comprobar que no tiene el sonido original más que cuando Chávez saluda con un “Hasta la victoria siempre, venceremos”. El resto del tiempo, que no es mucho, apenas un par de minutos y medio, sólo se escucha, encimada, la voz del locutor cubano que enlista los temas sobre los que supuestamente departieron. ¿Por qué no habría de oírse la charla si realmente estuvieran tratando asuntos tan actuales como la crisis de los alimentos?
Recordé de inmediato que durante mi último viaje a Cuba, viendo el noticiero del mediodía, Dora, con ese ojo entrenado que su experiencia en la producción de medios audiovisuales le ha dado, saltó en la silla señalando a la pantalla donde una profesora, asistente a uno de los tantos congresos que hacen allá, hablaba de las maravillas y avances de la práctica de la química en la isla. La mujer era colombiana —o sea, hablaba español— y, sin embargo, la voz de una locutora cubana traducía encima del sonido original. Acto seguido, otro traductor interpretaba sobre un audio en taiwanés lo que decía —¡quién iba a entenderlo!— elogiosamente hacia Cuba un dirigente del deporte de la nación asiática. Ninguno de los cubanos presentes —ni yo— reparó en tal incongruencia y pillería hasta que ella nos lo hizo notar.
Como si fueran poco los traspiés internacionales, bien enchilado, dirían mis actuales coterráneos, Reinaldo Escobar, “representando” a su mujer —Yoani Sánchez, la bloguera de Generación Y—, en un enfrentamiento de hombre a hombre —que no en balde a Reinaldo lo apodan Macho Rico— acusó al máximo líder de llenar de medallas con la efigie del Apóstol los pechos de asesinos, corruptos y sinvergüenzas internacionales. “Lo peor que le pudo pasar a Martí se llama Fidel”, remató una de mis amigas. El susodicho había acusado a Yoani de hacer “labor de zapa y prensa neocolonial” al no rechazar el premio “Ortega y Gasset” que le otorgó El País hace unas semanas.
La avalancha de manifestaciones de apoyo y cadenas de emailes no se hizo esperar desde el gran solar de la blogósfera cubana, ese paraíso de la libertad de expresión. Los mismos espacios que mi paisano Eliades Acosta, jefe del Departamento de Cultura del CC del PCC, ha catalogado como “blogs en contra de Cuba”. Ésa ha sido siempre una de las estrategias más fructíferas de la represión y del silenciamiento: la santísima trinidad revolucionaria que ya mencioné hace unos días: igualar al gobierno y a sus cabecillas con la Patria. Si cuestionas a la revolución o a Fidel, estás atacando a Cuba… ¿Por qué, chico?, si Cuba es una isla inocente, pura tierra, matas y ríos, cuya única culpa, la pobre, es lo que de “humano” pulula sobre su superficie.
Pero dígame usted: ¿dónde se ha visto que un jefe de estado (o ex) —suponiendo que haya sido él quien lo escribió o lo dictó desde el más allá—, en el prólogo de un libro biográfico que habla de Bolivia, tenga que emprenderla contra una ciudadana común y corriente, que vive en un edificio de microbrigada y anda en bicitaxis y en camellos —a quien, además, nadie lee en Cuba porque allí está limitado el acceso a internet—, así haya ganado el Pullitzer? Ahí se demuestra lo fuera de perspectiva que está todo en Cuba. ¿Alguien puede imaginarse a Zapatero callando a una bloguera de Extremadura o Valladolid o a Calderón reprendiendo a un indio taraumara por haberse atrevido a decir que en la sierra pasan hambre y frío?
Miren la foto de arriba y díganme cuál jefe de estado en qué lugar del mundo o época histórica ha salido en la televisión mostrando cómo se usa una olla de presión. Eso no es humildad ni cercanía con la gente; no se engañe el mundo: es control. Por eso somos un pueblo torpe, inmaduro, maleducado y dependiente. Cómo podría ser de otro modo, si él ha determinado durante medio siglo hasta lo más insignificante: lo que comíamos; en las cantidades y frecuencia en que debíamos consumirlo; en la olla en que debía cocinarse y con qué combustible. Cómo vestirnos; cada cuándo adquirir ropa, calzado o artículos de higiene —hasta el jabón, el desodorante, las toallas sanitarias—; con qué atuendo entrar a los sitios públicos, restaurantes, cines, espectáculos, y con qué chancletas, shores o largo de mangas era inaceptable, en un país en el cual no hay dónde comprar la indumentaria que exigen.
Asimismo era él quien determinaba qué actos eran constitucionales y cuáles dejaban de serlo en un segundo. Qué culto podíamos profesar; en qué dios podíamos creer y en cuáles no; cuándo en uno, cuándo en otro y cuándo en ninguno. A qué familiares podíamos escribirles y a cuáles no; cuándo podíamos hacerlo y cuándo por nada del mundo; cuándo aceptarles regalos como viles pordioseros y cuándo esos obsequios eran veneno ideológico para nuestras débiles mentes poscapitalistas. Quiénes eran nuestros amigos, quiénes nuestros enemigos y cuándo ese cuadro cambiaba para ser todo lo contrario. A quién podíamos admirar y venerar y cuándo se convertía al héroe en defenestrado. Quiénes se quedan en la patria socialista y quiénes podían irse; quiénes son recibidos y quiénes expulsados.
A qué viajes teníamos derecho y a cuáles ni soñarlo. A qué adelantos tecnológicos podíamos acceder y cuáles eran bloqueados por resultar perniciosos. Cómo debíamos divertirnos; cuándo podías tomarte una cerveza y cuándo no había ni en los centros espirituales; qué música debíamos oír, qué libros podíamos leer, qué caricaturas veíamos en la televisión. De qué temas podíamos escribir y por cuáles caeríamos presos o perderíamos la carrera o el trabajo; qué cuestionar de pronto, cuando él estuviera de buenas, y qué era absolutamente incuestionable. Y, en todos los casos, qué castigos aplicar a quienes contradijéramos cada una de esas disposiciones. La lista podría ser interminable.
Somos un pueblo sobreprotegido y, por tanto, menospreciado. Subestimado e inutilizado. Castrado; que nunca coincidieron mejor un verbo y un apellido. Lleno de miedos que sostienen el gran círculo vicioso: por habernos enclaustrado durante décadas —además del ostracismo y el despiste que constituye de por sí la condición insular—, los cubanos no saben cómo es el mundo, cómo manejarse o sobrevivir en él y, por eso mismo, prefieren mantenerse encerrados. Cualquier psicólogo diría que ésa es una reacción natural: allá adentro sienten protección. Sea como sea, se creen a salvo. Y eso es muy respetable.
Quienes hemos tenido la oportunidad y el privilegio de traspasar horizontes podemos alertarlos, tratar de orientarlos, abrirle los ojos. Pero si con esa necedad gallega que nos corre por las venas prefieren hacer oídos sordos y creer que el futuro pertenece por entero al socialismo, no veo que haya mucho qué hacer que no sea seguir dándole la vuelta al mismo ladrillo. Y yo, al menos yo, no tengo vocación bizantina.
Magistral briefing (¿como carajo se traduce "briefing"?) de las últimas noticias en y alrededor de "la linda isla que nos vio nacer", como decía el hombre del tiempo en Radio Martí. Sin hablar de las reflexiones acerca del Agonizante (¿Agonizado?) en Jefe y su destrucción de Cuba y los cubanos.
ResponderEliminar¡Bravo!, Odette, gracias a Dios que todavía quedan intelectuales cubanos lúcidos y decentes como tú; es decir, ya estaba perdiendo la esperanza de leer o escuchar algo sobre Cuba que no estuviera lastrado y castrado por el empacho de “teóricos” y “sociólogos” europeos (por supuesto) que padecen nuestros “libertadores”, muchos de los cuales disfrutan de su exilio de terciopelo o de su militancia izquierdista de caviar o champán; ya estaba harto de leer a esos equilibristas acomplejados, que son “anticastristas”, pero que profesan un antiamericanismo patológico (“patilógico”) y gritan por liberar a la isla de la burrocracia castrante, pero “preservando las conquistas sociales” y la “independencia del imperio”... Son esos, sí, cómo no, que siguen haciendo sus viajecitos para conquistar mulatas, traficar con arte y llevarse cargamentos de tabaco, ron y libros viejos, que luego revenden con pingues ganancias, como hacen muchos académicos de aquí. Si sigues escribiendo así, te canonizo...
ResponderEliminarAbrazos, Roberto
Abuelita, si ahora estuvieras cerca, fuera hasta ti y te diera un abrazo. No son tantos los que se atreven a jugar con el mono y no con la cadena (como solía decir un amigo común en los jardines de la UNEAC). Pero lo cierto que es que ya está bueno, coño, hay que decir las cosas a tiempo y sonriente, cueste lo que cueste.
ResponderEliminarOdette: despues de leerte me lei los tres comentarios a tu escrito y te digo que firmo por varias cosas que son mencionadas por ellos: me uno a canonizarte querida mia, a decirte como los hindues: "Namasté" por la divinidad que hay en ti que se torna en claridad, en una transparencia inteligente que educa sobre los temas de nuestra isla. Te esperamos los martes.
ResponderEliminarLe decía a Roberto que no hay que exagerar, que una ha sido muy pecadora para que, a estas alturas, me conviertan en
ResponderEliminarsanta. ¡No vayan a quitarme lo pagano y lo perverso!...
Despues de leer tu articulo diria como Silvio: "Ahora sólo me queda buscarme de amante la respiración.
ResponderEliminarNo mirar a los mapas, seguir en mi mismo. No andar ciertas calles,
olvidar que fue mio una vez cierto libro. O hacer la canción
Y decirte que todo esta igual
la ciudad, los amigos y el mar
esperando por ti,
esperando por ti."
Cuando vi la transmision por Univision, rapidamente me di cuenta que el pobre difunto se esforzaba por explicarle algo a Raul y a Chavez (algo que parecia muy importante para la politica de ambos paises), y estos dos alcornoques se reian de la convesacion que sostenia el Finado. Pense, hasta el mismo muertico debe de andar ofendido con estos dos, pues lo andan tratando como viejo disparatero con demencia. Pero hasta cuando hay que seguir con ese montaje de tener a ese hombre vivo. En realidad dedico su vida a una causa infrustuosa, pues hasta su propio clon anda haciendo chistes con el. Saludos, desde aca y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarBueno, Odette, qué le vamos a hacer, eso es lo que hay en nuestra tierra ahora: un único ladrillo... Estoy tan cansado de orbitarlo... Muy bien escrito, como siempre.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
J.
Gracias, Odette, otra vez, por tus notas sobre la actualidad. La imagen de “Esteban” con la olla de presión en mano significa, como bien dices, que hasta tiene que enseñar a cocinar, a presionar a sus compatriotas, tiene hasta el control de la olla vacía, saludos, Rafael Saumell.
ResponderEliminarNo tenemos vocación bizantina y el futuro ya se verá a que pertenece, Odettica.
ResponderEliminarMuy bueno el tejado de vidrio. Para santa no llegas (ya lo sabíamos) pero muy bueno. Lo mejor, la historia de los que se van a Cancún, no lo sabía.
No solo Dora se da cuenta, muchos otros nos damos cuenta de los "trabajitos de los videos". Lo malo es que los de adentro no lo pillan.
Un besote,
K
Odette, se te ha ido la mano, pero de bueno, con este artículo de fondo.
ResponderEliminarVeo que Yoani, a quien conocí sólo a través de correos electrónicos antes de que fuera famosa, está bien defendida.
Una buena bofetada al Dinosaurio la tuya.
Odette:
ResponderEliminarNo me parece extraña la foto con la olla de presion, cuando el ha tenido los colgantes necesarios para hacer un discurso de tres horas para inaugurar la zafra de la papa y anunciar los quintales que produciria y la cantidad que tocaria por cada habitante. Pero como no es Walter Mercado, no podia suponer que ese ano todos los ciclones descargaron su furia en la isla y de papas no quedo ni papa. Pero me quiero remitir a otro dato que ambas vivimos. Te recuerdas una reunion en el Teatro Marti donde Esteban Lazo, el entonces secretario del Partido en Santiago de Cuba, se atrevio sugerirle a Hart que midiera los logros culturales con los mismos parametros que el media la produccion de boniato del Municipio Songo La Maya? Que otra cosa se puede esperar, ya hemos visto tantas estupideces que en cualquier momento el Muertico aparece indicando por donde le entra el agua al coco.
Lo que si es doloroso es la situacion de esos 33 cubanos, como mismo de esos otros miles que se lanzan al mar y nunca se vuelve a saber de ellos. Hace poco sucedio con Elvis Manuel, un joven de 18 años que dicen los que saben del tema era el mejor exponente del reguetton en la isla e iba a destronar a los reyes del blim-blim una vez tocara tierra de libertad. Pero no es menos cierto que de un lado y del otro en el Estrecho de La Florida, hay bandas que se dedican al trafico humano. Si los cogen desde Punto Cero, si que estan en problemas, pero a esa hora no aparece el guardacosta. Si los cogen aqui, no se pasan ni un mes en la carcel y en cuanto salen ya tienen cuadrado el proximo viaje (yo conozco a uno que lo hace y se da el lujo de tener rastras que otros le trabajan, casas con esposa y amantes y visa permanente para la Comunidad Europea). Como veras, esto es un negocio redondo y fructifero, no importa que en ello vaya la vida de otros cubanos. Estos no son casos aislados, hay una enorme cantidad de medicos por todo centro y sudamerica que se ajustan a los acuerdos estipulados por EU para sus casos, y los impedimentos burocraticos le demoran el ingreso al territorio americano. Pues no les queda de otra que tratar de acercarse a la frontera por sus propios medios, aunque en ello tambien les vaya la vida. Este doble juego lo tratan de disfrazar con el anhelo y desepero de los cubanos por lograr abandonar la isla, pero la ficha ganadora la tienen los que engordan sus bolsillos con este trafico y, dejame decirte, no son de los de a pie, de los corrienticos como yo, en esto estan metido muchos de los de arriba, de esos mismos que hablan como papagayos y hacen campanas politicas a favor o en contra de cualquier partido. Mira, las disposiciones del Departamento de el Tesoro son respetadas por las agencias encargadas de preparar los viajes a Cuba, y el mismo no te da un permiso antes de tres años de haber viajado por ultima vez, aunque se te este muriendo la madre. Pero en Miami pululan las que te consiguen el permiso para viajar por religion (santeria y otros derivados), aunque no sepas diferenciar a Obbatala del abominable Hombre de las Nieves. Solo necesitas tener disponible 200 dolares y viajas legal con preferencias en Aduana y reservaciones en los charters. La situacion del pueblo cubano es un negocio cuadrado perfecto.
En Agosto 1, 2007, viajo a Cuba una tal Cindy Sheehan, madre de un soldado muerto en Iraq en el 2004 con toda una comitiva para pedir el cierre de la carcel temporal en la Base de Guantanamo que alberga elementos terroristas o vinculados a redes. Marcharon por las calles de Caimanera hasta las cercanias de la base donde se oficio una misa encabezada por dirigentes del Consejo de Iglesias de la isla. Durante la actividad esta señora exhoto al presidente Bush a parar el odio, la muerte y la violencia que tanto daño y dolor ha causado al pueblo americano y ha contribuido a que el mundo sea mas inseguro. Coincidentemente, se encontraba en capilla ardiente el opositor Miguel Valdes Tamayo, uno preso politico a quien el gobierno de La Habana pocos meses antes habia concedido una Licencia extra-penal debido a su precario estado de salud. Si el objetivo de la supuesta lucha de Mama Paz hubiera sido justo y sincero, al menos se hubiera acercado a la funeraria a abrazar a esa otra madre que lloraba la perdida de su hijo, o a la esposa que perdio al compañero de toda su vida o a la hija o hijo que quedo sin padre. Alli yacia otra victima de la represion, el odio, la injusticia, la violencia y la intolerancia y solo era acompanado por sus familiares mas cercanos, las Damas de Blanco y los carceleros y sicarios que lo seguian vigilando despues de muerto. Pero lo mas indignante es que a su regreso a los Estados Unidos, no le aplicaron ninguna de las sanciones establecidas para los ciudadanos norteamericanos, ni las multas que nos aplican a los cubanos si nos cogen en el brinco antes de los tres años. Si al menos hubiera ido con una carga de Pedigree para los perros cubanos que tienen que recostarse a las paredes para poder ladrar, su mision hubiera sido mas decorosa. Por personas como esta y como el otro loco enseñando como utilizar una olla de presion para ablandar el agua con azucar, es que los cubanos hemos perdido credibilidad ante la opinion publica internacional y nos llaman mentirosos cuando decimos que en nuestra tierra no tenemos libertad de expresion, ni de asociacion y los mas aventados se atreven hasta a decirnos que somos mal agradecidos porque ningun gobierno se preocupa tanto por el pueblo como el de los Castro.
En fin, como dice mi abuela: la politica y la puta son hermanas gemelas; se abren de piernas en cuando ven un billete.
Muy buen articulo Odette. Soy Alci Poveda desde Argentina. Hoy venia de lejos en el auto y casi choco escuchando una noticia del Barbu "Cacerola" Muelto Castro..Saludos
ResponderEliminarHola, Odette, me gustó ese artículo sobre el tiranosaurio de Castro y sus locuras con las arroceras y frijoleras... cosas de locos. Deseo me incluyas en tus AMIGOS DEL PARQUE. Te recomiendo mi blog QUINTA DE LA CARIDAD. Gracias.
ResponderEliminarHe intención de publicar algo como esto en mi página web y me dio una idea. Saludos.
ResponderEliminarGracias por la gran información! Yo no habría descubierto esto de otra manera!
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