“¿Servirá para algo la poesía?”, me pregunto hoy, día internacional de la misma según decreto de 2001 de la UNESCO ―hace sólo un decenio―, mientras Yosie se lamenta de que Google, que celebra hasta la más mínima bobería con esos dibujos tan ingeniosos y creativos en que transforma su cabezal, “olvidó” la fiesta mundial de los poetas.
Tal vez mi aversión por los días “señalados” ―que siempre son, como dice Pepe, un homenaje a la cursilería― me hizo decir: ¡Dios nos salve a los poetas de tener un día! Como el de los enamorados, el de las madres, el de los padres, el de la familia, el de la mujer, el de los ancianos, el de las secretarias, el de las empleadas del hogar… ¿Será que los seres humanos, para sentirnos reconocidos, necesitamos de un miserable día, un diíta aunque sea en que se nos recuerde?
“Celebrar a la poesía por decreto…”, refunfuño, llena de esa mala leche tan poética de que nada nos parezca bien, y me doy cuenta de que así celebramos casi todo en esta vida. Está decretado, según un acta de inscripción oficialísima, el día en que nacemos o morimos, el día en que nos casamos o nos graduamos. Hasta el día en que supuestamente se acabará el mundo es una fecha única y exacta, no un aproximado o una sospecha.
Pero quién va a acordarse de la poesía, insisto en mi malsano frenesí, si este mismo día comparten festejos y conmemoraciones el inicio de la primavera, el natalicio del Benemérito de las Américas, el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial, un feriado en México que da igual por lo que sea, lo bueno es que no se trabaja…
“¿Sirve de algo la poesía?”, me pregunto, pensando en los misiles del Medio Oriente, en la nube radiactiva que viene del Japón, en las y los asesinados por la furia insensata del poder o del temor a perderlo, por las veleidades de esos mafiosos que ahoran juegan con la vida y con la muerte como en una estúpida ruleta. Y pienso en la Storni y en Virginia Woolf y en la Pizarnik y en Marina Tsvetaeva y en Silvya Plath y en Anne Sexton y en Pavese y en Maiakovski y en Celan y en Torres Bodet y en Goytisolo y en Mishima y en Hernández Novás y en Ángel Escobar… y en todos los que no pudieron más con este mundo sin poesía…
“¿Será que de algo sirve?”, y Ulises me dice que sí, que al menos para plantearnos preguntas como ésa. Y Juana María me dice que sí, que muchas veces ha usado las palabras de los poetas para expresar lo que ella siente. Y escucho “Piedra de sol” leída por Paz, y “La musa”, dicha en ruso por la Ajmátova, y el sonsonete ―que música es, al fin y al cabo, la poesía― me va llenando de paz el alma.
Entonces vuelvo a recordar los días de la pasada Feria del Libro del Palacio de Minería, fiesta de la palabra y el libro en que tantos amigos y colegas confluimos. Revivo las emociones que me hacen albergar esos días en que leo versos o escucho los de mis compañeras y compañeros; esos días a los que suelo llamar los más felices de mi año. Y recuerdo los otros ―tan distintos a la rutina oficinesca― en que voy por el mundo compartiendo estrofas y cervezas con otros poetas, con otros públicos, que siempre es el mismo. Y pienso en las veces en que leo, suavecito y lento, directamente de mi libreta de notas, los más recientes versos, apuntes aún, mientras miro a los ojos de una muchacha. O en las desazonadas noches en que no hallo sentidos y ella viene, como la musa de la Ajmátova, sin resabios, a dictarme esas líneas que, entonces, me acompañan y me calman.
Sin poesía, me pregunto minutos antes de salir para su casa a compartir el almuerzo y la amistad, ¿sería Minerva mi segunda madre ―aunque casi nunca hablemos de poesía―?, ¿conocería a la mitad de mis amigos?, ¿habría viajado la mitad?, ¿mantendría tan vivos mis amores?, ¿qué haría con mis dolores y mi angustia recurrente?...
La respuesta flota, como los versos, en el aire. Termino con esa frase de José Revueltas que me regaló hace un rato José Jaime Ruiz: “…la única verdad, por encima y en contra de todas las miserables y pequeñas verdades de partidos, de héroes, de banderas, de piedras, de dioses, […] la única verdad, la única libertad es la poesía, ese canto lóbrego, ese canto luminoso”.
24 comentarios:
es como preguntar si el amor sirve de algo, si es verdad, el mundo esta al reves y nada esta como debe ser , pero mientras halla un alma enamorada de la vida y de la belleza que vierta poesia como una sifa rota, habra esperanza de campear el temporal!!asi que la mala leche cortala, haz un dulce de leche y sigue escribiendo!! un abrazo!
Si sirve para algo querida Odette, nos permite viajar en la fantasia de las palabras por lugares a los que de otro modo no podemos llegar.
ay! La POESIA, asi, con MAYUSCULA, es antidoto contra cualquier adversidad; emocion y alimento para el Alma!
En este mundo mercantilista, ninguno. Es cuando queremos salir de ese mundo deshumanizador cuando la poesía se convierte en destino, pero también en senda. ¿Cómo se escribiría historia alguna sin la poesía?, ¿dónde convergeríamos? Si es, como decíamos el otro día, una canción típicamente humana, tal vez es la poesía la que nos define como especie...
Digno de ti.
Besos
Si coño, hermana pa'sufrir na'ma'. Para restañarnos la vida, porque después que nos pasan las cosas, en vez de olvidarla vamos allí, a lijarnos el corazón. Na' mi herma, que los poetas somos masoquistas.
Felicidades a ti y a todos.
LaPitu
Me has hecho releer ese bello ensayo de mi amiga Fina García- Marrúz "Hablar de la Poesía", que se publicó en 1986 en un libro del mismo título, que ella entregó en en 1974. Doce años estuvo sin publicarse, y en esa demora contribuyó sin dudas Abel Prieto, a quien Cintio Vitier llamaba Caín Blanco. Fina se posiciona tanto contra la poesia pura como contra la "comprometida",justo en los años más enquistados por la ideología. Copio un fragmento para nuestros amigos:
"El bromista Cocteau dijo una de las cosas más lúcidas que se han dicho de la poesía: yo sé que la poesía sirve para algo, lo que pasa es que no sé para qué. Algunos ven a Cocteau como un payaso, pero a ellos le recordamos lo serios que son los payasos y cómo tantas veces, han sido los bufones los únicos que le dijeron la verdad al rey".
Tu amigo, Alberto Lauro
Suerte que la poesía no sirve para nada. Bedigo su sin provecho. Los espíritus pragmáticos no puden apropiarsela. No nos salva de la muerte ni de la vida. Pero con ella muerte y vida tienen una connotación distinta.
Gracias poeta, por este regalo, que viva la poesía que nos hace sentir vivos.
A mi me ha servido de mucho. Aunque no soy poeta. gracias a ella el amor que me inspira alguien o simplemente el amor a la vida, lo he sentido de manera distinta, de una manera mas bella. Y si para nada más nos sirve la poesía, nos sirve para hacer volar la imaginación en este mundo tan pragmático de hoy día, y sobre todo, para conocer a gente como tú, Odette.
Hay tantos días en que celebra mierda y media en este mundo, mi O, hasta las guerras se celebran, conmemoran y demás... honestamente yo prefiero el día de la poesía. :) Acción positiva, sí, sí sí, es como con el día de la mujer. Sí estoy de acuerdo. A mí no sólo me sirve la poesía, sino que me cura. Comprobao.
Odette:
Creo, como tú, que la Poesía no se celebra por decreto. Pero tampoco lo es la salud, ni el medioambiente, ni otros muchos asuntos humanos o divinos, incluso los dedicados a los parientes (madres, padres, abuelos) o profesionistas (médicos, dentistas), o auxiliares (secretarias, domésticas), o toponímicos (la Tierra, el Agua), o simbólicos (la Bandera), o a institucionales (la Constitución), y así por el estilo. Entre todos esos "días", confieso que prefiero el destinado a la Poesía, por abstracto que parezca. Sin poesía, o incluso con ella, en esta fecha o en todas las demás sólo hay una sucesión de trabajos y aventuras de razón incognoscible en el Caos de la historia.
Aprovecho, pues, para felicitarte en este Día de la Poesía. Eres poeta y, como sentenció el romántico Bécquer, la poesía eres tú.
Saludos, Miguel
Ay, amiga, cualquier persona inteligente sabe que la poesía no sirve para nada serio. Lo supieron Sócrates, Platón y Aristóteles mientras buscaban abstraerse hasta el poema mayor: Dios. Ay, cómo llegar a tal poema denostando a la poesía... Lo supo Nietzche que nos dijo hablando de los griegos, esos niños recalcitrantes, teatreros empedernidos: "... No se hacen ilusiones, pero rodean expresamente la vida de un juego de mentiras... se contagiaron de tal modo del placer de componer fábulas, que les era difícil en la vida diaria mantenerse libres de mentira e impostura... Los pueblos vecinos encontraban a veces que esto era desesperante..." La poesía, ese afán por huir de la realidad, esa obsesión malsana que tanto espanta a los tiranos y aburre a los científicos, ese reducto de infantil escapismo... ¿Para qué serviría tal cosa, amiga? Hoy los nombres van buscando a su número como huyendo de la imagen en que fueron. En este mundo binario, tan maduro, la poesía es un lujo que atañe, sólo, a la "inmensa minoría". Esos que se empeñan en pensar, como Tagore, que "... el río de la verdad va por cauces de mentiras...". Ah, todos sabemos que el "gato volante" de Lezama no existe, que el gato copulando con la marta pare un dictador en Libia o en La Habana. Amiga, la poesía no sirve para nada serio. Fíjate, los argonautas finalmente llegaron a la luna en un tubo de acero o de titanio, dieron un par de saltitos en ella, y supieron que su cara oculta era una falacia más. Pura, mera poesía inservible para parcelar y vender el futuro de de las máquinas... Ay, lo dejo, que la certidumbre no precisa de tanta palabreja... Lo dejo, que como Ausias March "...temblar siento ya mi entendimiento..." Un tierno y poético abrazo. Jorge
Tienes razón, Odette, es la gente intelectual la que más se hace esas preguntas de para qué sirve esto o lo otro. La razón es que temen a la cursilería, peor aún viviendo en un país cursi como nuestro México lindo y querido. La poesía es quizá un pretexto para reunirse, como en los talleres literarios, como en los cafés poéticos, como en los micrófonos abiertos a la palabra... como en el día de la poesía. Creo que nadie ha dicho que a la madre se le debe querer el 10 de mayo. Lo cursi es comprarle cosas ese día. La gente intelectual es cursi por naturaleza, por eso se hace preguntas innecesarias.
Precisamente Octavio Paz se preguntó ¿Sirve para algo la poesía? "Dicen que la poesía es un trabajo estéril y no sirve para nada. Es una pérdida de tiempo en este mundo globalizante y amorfo, un desperdicio del intelecto, una entelequia espiritual mal retribuida. La poesía se emplea para aplacar las tormentas del alma...", etc.
Saludos afectuosos.
Felicidades en tu día poetisa.
Espero que la poesía se sepa cuidar sola en este callejón peligroso a donde se nos invita de a pocos. Es tan cierto lo que decis en este post, comparto esos pensamientos, un fuerte abrazo mi querida poeta.
La poesía en nuestras manos es una celebración 365 días al año. Gracias Mi Odecilla por esta nota tan necesaria.
Mejor que la poesía siga sin servir para nada (excepto para los poetas y los amantes de la poesía), pues ya los políticos, esa casta que toca todo y todo lo convierte en barro, la habrían usado para algo... digno de ellos.
Mejor así, Odette, quedémosno con eso de que la poesía no sirve para nada y sigamos con ella a cuestas. Así nos salvamos. Todos. Un abrazo
Claro que sí sirve, porque nos remueve lo más recóndito de nuestras entrañas. La poesía es sentimiento, es crítica social, es sátira... es arte sublime.
cLARO QUE LA POESÍA SIRVE, EN LO QUE ACUERDO CONTIGO ODETTE, ES QUE NO ME GUSTA NADA QUE SEA ESTABLECIDO.
LA POESÍA FLUYE EN NOSTROS TODOS LOS DÍAS. uN ABRAZO
sILVIA LOUSTAU
¡Claro que sirve para mucho la poesía, O querida! Hasta a la gente prosaica, como una servidora. A mí como que me ilumina el leerla y e hace sentir mejor...
Ella y yo, nosotros dos.
A una cierta edad
de una cierta vida
luego de un cierto recorrido
la poesía se ha salvado
de las inclemencia del tiempo
de los críticos literarios
de la globalización
y de esa extraña veleidad
de convertirla en plato volador.
Voy camino a las montañas
y la veo aletear en libertad.
Me sumerjo en el pueblo
y me aparece en un rostro
en una mano que saluda.
En el mar se baña
en los hilos móviles de luz.
En la casa se asoma a la ventana
se refleja en mis libros
se hace pan en la mesa.
A veces sangra.
Se incorpora a mis dudas
se trepa a mi cabeza
me sumerge en un océano
de aguas borrascosas.
Ríe con sobriedad
de la condición de este planeta
de ciertos fragmentos
de historia y existencias.
No usa jamás el teléfono.
Convivimos respetuosamente
amando nuestros límites
nuestra complicidad de esperanzas.
Ambos sabemos
que no podemos cambiar las cosas
estas falsas reglas del poder.
Somos una pareja especial
de gran fidelidad
en esta sociedad
en esta breve vida.
extraordinario, en verdad, extraordinario texto. un abrazo y un beso
juan carlos quiroz
Ya que hablamos de poesía quisiera mencionar a Carilda Oliver Labra que es responsable por esta adicción incurable que tengo a la poesía, que vicio tan delicioso!
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