martes, 26 de febrero de 2008

Modos otros de amar

Abrazados desde hace seis mil años
al norte de Montova, Italia



Los ojos mexicanos se abrieron desmesuradamente cuando mi madre, con toda la naturalidad del mundo, dijo que en cualquier momento Camilo, que acaba de cumplir nueve años, empezará a “encerrarse” con sus amiguitas porque Manolín, el primo, que ahora tiene 17, desde hace años vigila que su abuela salga de la casa para meter a las muchachitas. “Pero ¿para eso?”, preguntaron, también muy abiertas, las bocas mexicanas. Las mismas que han dicho en más de una ocasión que los cubanos somos silvestres, rústicos, bestiecillas salvajes sin mucho pulimento; como buenos costeños, directos y rotundos, sin educación que nos limite los instintos a las normas elementales de compostura y contención que dictan la moral y las buenas costumbres del altiplano.
Y es que nada hay más falso que aquella frase de Martí que suponía que del río Bravo a la Patagonia había solo un pueblo. Aunque hablemos —supuestamente— el mismo idioma y hayamos sido colonizados por la misma metrópoli, nada hay más distinto a un argentino que un mexicano, a un caribeño que un peruano, a un venezolano que un uruguayo. Incluso dentro de las mismas regiones y países suele haber diferencias irreconciliables y disputas incomprensibles.
Y si hay un tema disímil y controversial no es la política o la lingüística, sino el sexo. Para los cubanos, especialmente los más jóvenes, criados —es cierto— con mucha apertura en ese ámbito, nada es más desconcertante que una frase tan frecuente por estos lares como: “Yo no soy muy sexual”. Los ojos cubanos se abren en este caso igual de grandes que los mexicanos del principio y siente uno como un desconcierto horadándole el pecho y las entendederas. Sin embargo, cuando alguien dice esa frase, lo que realmente está estableciendo es que no es una prostituta, una cualquiera, una fácil. O que no es una máquina sexual si de un hombre se tratara, que los hay, claro que sí, que hacen afirmaciones de ese tipo.
El jueves pasado, la Gaceta de la UNAM publicó un reportaje sobre los resultados de una encuesta realizada entre estudiantes de 13 a 19 años de varios estados de la república mexicana. Un alto porcentaje de las muchachas consultadas manifestaron estar convencidas de que deben ser pasivas sexualmente y no tener deseos; que las mujeres sólo pueden ser valoradas y reconocidas socialmente si son madres o esposas; que deben casarse por la iglesia y llegar vírgenes al matrimonio.
En 2004, la Primera Encuesta Nacional sobre Sexo, de Consulta Mitofsky, revelaba datos aterradores: sólo 2.6% de las encuestadas relacionaba la palabra sexo con satisfacción y sólo 1.9% con felicidad. El Instituto Mexicano de Sexología dio a conocer, por su parte, que 80% de las que viven en ámbitos rurales y 40% de las asentadas en las ciudades no han tenido nunca un orgasmo. Que padecen anorgasmia, concluye el Imesex. El orgasmo femenino no es cosa fácil, ya se sabe. Comparado con el masculino, tan inevitable y vistoso, el nuestro es algo así como desentrañar un tesoro. Llegar a él demora y requiere paciencia, tanteo, insistencia inteligente. Pero cómo un instituto especializado en sexualidad, digo yo, afirma esa barbaridad atroz en vez de indagar en la capacidad amatoria de las parejas de esas pobres mujeres y en sus propias costumbres de represión… Pero de qué capacidad hablo si a todos, incluidos los investigadores del Isemex, nos inculcaron desde niños que el sexo es sucio, feo y destinado a la reproducción.
Establecer que no se es una puta está marcado en los genes de la humanidad desde tiempos ancestrales. Una mujer, para que la respeten todos, y en especial su hombre, no puede ser una puta. Se lo machacan de las más diversas formas y se lo tatúan en las circunvoluciones más intrincadas del cerebro, de igual modo que a los hombres (la mayor parte de las veces la misma madre que castra a sus hijas) le dicen que todas las mujeres son putas, menos la que le dio la vida, por supuesto. Círculo macabro ése.
¿Qué significa no ser una puta? Simplemente pensar que el sexo no es lo principal en una relación (cuando es el único aspecto que diferencia a una relación de pareja de cualquier otra relación humana); tratar de no disfrutarlo mucho (no te vayan a confundir); creer que el orgasmo no es necesario; ponerle coto a ciertas regiones de la anatomía. Eso en el mejor de los casos. En el peor: no hablar de sexo por considerarlo un tema vulgar e impropio de mujeres; aprender a apagar los deseos hasta no sentirlos; considerar que son feos los genitales, que es desagradable hacer el amor… y cerrar los ojos, resignada, deseando que el otro, que es un animal pervertido e incontinente, el pobrecito, termine ya.
Que no hay conexión directa entre los besos —aun los apasionados— y el alebrestamiento de los órganos genitales nos han dicho en reiteradas ocasiones algunas bocas de tierra firme. O sea que puede darse uno los más tremendos mates y apretar como poseído —actividades a las que en México llaman fajar—, sin que eso implique continuar el acto sexual hasta su culminación. Se puede parar en cualquier momento y entablar una tranquila charla acerca de la necesidad de renegociar el capítulo agrícola del Tratado de Libre Comercio o lamentar la muerte de la perra de Paulina Rubio —me refiero al can de su propiedad, claro está— sin que eso asombre o descompense a nadie. Y no mienten, los veo en el metro tan jariosos que hasta yo me excito —¡rústica calenturienta, sí señor!— y cuando menos lo esperas, termina la función sin la más mínima muestra de alteración fisiológica en ninguno de los participantes.
Para los cubanos —bestiecillas silvestres a Dios gracias—, esa concepción del noviazgo de manita sudada queda perfectamente superada alrededor de los 13 años. Buena muestra es el primo Manolín. Si bien es cierto que las niñas siempre somos más románticas y recatadas, está clarísimo que cuando uno empieza a besarse y toquetearse con el novio es para llegar a un objetivo final que, especialmente en los varones —ya lo dije, el orgasmo femenino, más esquivo y discreto, es un tesorito que tarda en ser descubierto—, se consigue siempre. Es para eso que se inician los jugueteos y se prosiguen in crecendo hasta lograrlo. Cuando las muchachas ya saben de qué se trata, es insatisfactorio que un varón no se lo proporcione de una u otra forma.
Y volviendo a Martí, “piensa el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea”. Las bestiecillas encerradas en su isla creen que para el resto del mundo el sexo es tan fundamental como para ellos que aseguran, convencidísimos —porque lo tienen confirmado en la práctica cotidiana—, que todos los problemas se resuelven en la cama y que quien está satisfecho sexualmente lo estará en el resto de los aspectos de su vida, andará con más entusiasmo y energía, será más pleno, llegará más lejos.
Y si buscando esa lejanía cruzan el mar y creen que al otro lado será igual, basados —tal vez— en que hay tanto turista que va a Cuba en busca de alocada diversión y placeres para el cuerpo… ¡oh decepción! Y no es que esté mejor o peor una que otra manera —cada quien tiene sus costumbres y se acomoda a sus modos—, pero de que las diferencias a veces se tornan insuperables… ¡lo llegan a ser!

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Odette. Bonito texto, aunque leído desde aquí, roza el surrealismo. Tengo familia en México, en Mexicali, y tenía oído algo sobre el pacato recato -perdona la rima fácil- del mexicano medio, sobre todo de la mexicana media. Pero lo que cuentas evidencia que el asunto supera lo que me habían contado. Tu denuncia, quiero entender tu texto como eso: una denuncia elegante, de baja intensidad pero meridiano posicionamiento; es tan justa y necesaria como lo sería el abandono del sustrato religioso-doctrinal, que no de la fe -son cosas muy diferentes- que suele estar en el fondo de tales anomalías psico-biológicas en el ser humano. Ahora bien, lo que no comparto del todo es que nos libres a los cubanos, así de un benévolo y sagaz plumazo, de los males que achacas a los mexicanos; porque los cubanos no somos sólo los nacidos en Cuba después de los cincuenta... Sí, creo que nuestra generación y las generaciones que nos suceden han vivido y practicado el sexo con "bastante normalidad", pero Odette, ¿sabes lo que vivieron en este sentido nuestras madres? ¿Has estado en Miami? ¿Has hablado del asunto con todos los estratos sociales y generacionales de los cubanos al sur de La Florida? Yo he constatado en muchos cubanos de más de 50 años, en la isla, y sobre todo en Miami, opiniones y posiciones, más o menos pasivas, más o menos activas, equiparables a las que denuncias. Pero lo peor de todo es que he dado con jóvenes cubanos en Miami (20-30 años) que pudieran considerar liberales a muchos mexicanos. Cierto que la fe cubana nunca fue simétrica a la mexicana ni a la de otros países latinoamericanos, sobre todo a la de aquellos países que tuvieron fuertes culturas precolombinas; cierto que nuestra fe siempre fue más relajada, que nuestra tendencia a lo doctrinal, también de baja intensidad si se compara con la de los países mencionados, nos facilitó dimensionar el sexo desde presupuestos más "normales", felizmente más animales, si me permites; pero creo que esto sucedió sobre todo en la isla y después de los sesenta. No creo que estemos los cubanos en sentido general abiertos a una sexualidad totalmente desprejuiciada, si aceptamos que tan cubanos como nosotros son los que -nacidos en Cuba- tienen más de sesenta años y viven en un país donde enseñar una teta en un espectáculo musical te puede condenar al ostracismo. Uno de los lastres que todavía arrastramos los cubanos es la no aceptación de prácticas sexuales alejadas de la pareja o la heterosexualidad. Fíjate que no digo práctica sino aceptación. Otro de los lastres, por ejemplo, es la no aceptación de una sexualidad tan vinculada a la vida que pueda acompañarla hasta sus últimos estadios. ¿Cuántas veces diste con un cubano o una cubana de 40 ó 50 años que ya se diera por satisfecho (a) en el terreno sexual, como en tantos otros, porque una vocación maternal o paternal mal entendida le avocaba a la renuncia de todo aquello que no fuera los hijos? Otro de los lastres, por ejemplo, es la no aceptación del sexo entre seres humanos de edades muy dispares, y finalmente, por qué no reconocerlo, ¿puede haber un sexo pleno desde posiciones racistas? ¿Estamos libres todos los cubanos del racismo cuando de sexo se trata? En fin, Odette, creo que tu texto, además de exquisito es muy útil, pero no sólo para los mexicanos. Los cubanos también tendríamos que leerlo... y desde adentro.
Como siempre muchas gracias y un fuerte, fuerte, abrazo.

Anónimo dijo...

Hermana mía, el orgullo más grande de mi madre y sus hermanas, es llenarse la boca diciendo que mi abuela era tan decente y recatada, que mi abuelo nunca la vio desnuda. Cuando hicieron ese comentario en una de las reuniones colosales de fin de año, yo, la oveja negra loca de la familia, pregunté con la ingenuidad que sólo admite el asombro:
— ¡¿Y cómo pudieron?!
Ellas no aguantaron la risa al ver el rostro que acompañaba mi pregunta. Y en realidad no puedo imaginar ¿cómo?, si bien es cierto que mi abuelo era un metrosexual y mi abuela por lo que veo una mojigata, tuvieron cuatro hijos uno detrás del otro, antes que el viejo se sumergiera incontrolablemente en la política.
Pero te voy a hacer una anécdota, para reafirmar tus razones, y para ilustrar una vez más que los que cargan con tabúes, dan palos porque bogas, y palos porque no bogas:
Cuando yo estudiaba en la Universidad de Santiago de Cuba —ya había dejado una carrera anterior, en la que estuve tres años viviendo sola en La Habana, lo que me hacía pensar que había comprado independencia— bajabamos de los encuentros universitarios los sábados Etna Aladro (la Gata) y yo, y nos metíamos en la casa de Jorge Núñez, donde nos esperaba un grupo para tertuliar, comer y beber hasta muy tarde (o muy temprano en la mañana) Allí siempre se encontraban: Rebeca Ulloa, Raúl Fernández, Antonio Barrero, Marité Jalice, Victoria González-Longoria, La Pucha y otros, que conformaban algo tan mixto como el arroz frito. Una noche, Margarita Amigó, una doctora de paso por la provincia e invitada a la fiesta, se brindó para ir dejando en sus casas a las mujeres (era la única que tenía carro) Yo fui la primera favorecida por ser la más cercana. Cuando metí la llave y abrí la oscura puerta de mi casa, sentí un sopapo en la sien que me sacó estrellitas; mi madre me esperaba, espiando escondida detrás de la cortina de la ventana. Acompañó el golpe un...
— ¡¡Putaaaa. ¿No te da vergüenza llegar a esta hora y en un carro lleno de hombres?!!
La única pausa la hizo en Puta. Y yo, que siempre que el asombro me gana, reacciono ingenuamente, le respondí mientras me sobaba en el golpe...
— Mamá, pero si todas eran mujeres.
Ella sin respirar y con la voz ya grave por la rabia, el anterior grito y la madrugada, vociferó
— ¡¡¡Peorrrrrrr!!!

No tienen remedio.
Un abrazo, te quiero LaPitu

gloria careaga dijo...

Es verdad que las diferencias culturales llevan a la expresion de la sexualidad de maneras muy distintas. Más allá de las diferencias culturales en estas representaciones... ¿será que el objetivo final del juego sexual TIENE que ser siempre el coito? Que todos ¿sabemos a donde vamos? Me parece que el fincar el objetico sexual en la introducción es una representación de lo que es considerado la necesidad masculina, sin cuestionar si es eso lo que se busca, donde se finca el mayor placer. Algunas indagaciones han dado cuenta ya de la tensión acumulada en ciertas culturas alrededor del coito. De hecho, en muchas culturas el llegar al coito en una relación ha sido considerado como el inicio de la pérdida de la sexualidad.... sera?
Sera que el coito se ha impuesto en la busqueda de la reproducción? En la busqaueda de legitimar el deseo? Sera que un buen orgasmo solo se logra con la prenewtracióooooon! Lejos muy lejos de la realidad de muchas mujeres, y algunos hombres.
Gracikas por este provocativo texto.

Odette Alonso dijo...

Mito grande ese de la penetración, ¿verdad, Gloria? Y los mejores orgasmos no la necesitan... o no?

Anónimo dijo...

Querida Odette, creo que esa frase de martí debemos tomarla sólo en un sentido geopolítico o algo así; porque, como bien dices, las diferencias en el área son evidentes (como podríamos citar las diferencias entre un pinareño y un camagüeyano).
En cuanto a otras de tus observacioens, es cierto: muchas mujeres de por acá, según los que saben(no yo, claro) tienen un sentido de cosa, o le han hecho sentirse cosas sexuales durante muchos años. Y es cierto, otra vez, según los que saben (yo no, claro), conciben la pasividad en el sexo como algo que así debe ser; más o menos como una víctrola que da música cuando le echan la moneda, nada más. Dicen los que saben que no son pocas,como tú sugieres, que nunca han alcanzado un orgasmo (algo que al menos la primera vez es difícil de alcanzar, según afirman muchas mujeres),porque no le dan tiempo, el varón se sacia y ya, y ahí lleva el pecado, que muchos pagan más tarde de manera que no viene el caso decir. Mira, creo que uno de los problemas principales (me han dicho los que saben, porque el tema me interesa y les he preguntado)es que se utiliza poco, por parte del varón, el sexo oral (¿no debía decirse bucal?), dicen los expertos y practicantes en la materia, sexólogos empíricos, que muchas veces se han topado con damas que han tenido, y lo juran por su virgen, un orgasmo por primera vez en su vida... luego que le han aplicado el sexo oral. Creo entonces que debemos hacer alguna campaña para que esta variante prolifere. Lo digo con toda seriedad.
Y en cuanto a lo que dicen de los cubanos --que citas en la entrada de tu interesante texto--, qué le vamos a hacer, nadie es perfecto, ni nadie es igual.
Cariños:
Félix Luis

Anónimo dijo...

Localizado el punto G, len esto para que se ilustren los que nunca lo encuentran:

http://www.elmundo.es/elmundosalud/2008/02/21/mujer/1203600921.html

LaPitu

Pedro Pablo Pérez S dijo...

Excelente tu reflexión sobre otros modos de amar. El punto comparativo entre las diferentes culturas, es totalmente válido. En Costa Rica viví semejantes experiencias con respecto al tema "tabú" del sexo. Pero también un alto porciento de hipocresia con ellos mismos, no ya para el ojo ajeno, sino para con ellos. Mucha mantilla y rosario en mano en la puerta de la santa iglesia las mañanas domingueras, para lavar los pecados de la noche sabatina.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Bueno, lo que dijo Jorge es cierto, como también lo que dijo otra participante. En la época de mis padres, y yo nací a finales de los cincuenta, las mujeres se casaban vírgen, los noviazgos eran muy vigilados etc. Lo mismo decía mi abuela: que mi abuelo nunca la había visto desnuda, pero tuvieron nueve hijos. Me crié en una familia cubana muy parecida a las mexicanas en ese aspecto. Por otra parte, en USA, con todo lo que se diga, hay más puritanismo que en muchos otros países. Por eso no es raro que cubanos jóvenes, criados o nacidos aquí, no sean tan abiertos como los que viven en Cuba. En fin, que hay de todo.

A dijo...

El sexo es poderoso. Quiza por eso es que el hombre (hablo del genero) le teme tanto como lo desea. Y aveces el miedo es mayor, es una pena.

Se nos enseña basicamente (hablo de mexico, y desde mexico) que es pecado, y que mas pecsdo podria haber dentro de una sociedad guadalupanista que venera a una mujer virgen, que personifica toda la bondad, la dulzura, y la perfeccion.

Tienes que ser como la santa madre virgen.

Provida en mexico ha dedicado muchos de sus recursos (y de los recursos del pais)en hacer entender a la gente que solo puedes coger (perdon) si has de engendrar, de otro modo estas haciendote igual que un animalito incontrolable. No twrmino de sorprenderme cada vez que descubro nuevos argumentos de esos grupos para castrar a la gente.

Por ejemplo, ahora resulta que la clave d eun matrimonio exitoso es 'la castidad conyugal'

Dios mio los agarre en la paja!

Es decir que ahora no solo los 'solteros' deben ser frigidos, sino tambien el sexo entre marido y mujer (no hablemos de homosexuales por dios) necesita tener sus restricciones.

Quisiera ver a todos los que argumentan que coger es solo para procrear, que no tomen cafe, ni azucar, ni sal, y consuman solo 600 calorias al dia por que ''su cuerpo solo necesita eso para vivir''

Gracias por compartir

Besos sexosos
A.

Anónimo dijo...

Corazon:
Puede ser que muchos clasifiquen a los cubanos y a las latinas en general como salvajitas calenturientas o maquinas sexuales. Pueda que tu y yo lo seamos y otros amigos del parque tambien. Pero no hay nada de malo en eso, todo lo contrario, quien no sepa disfrustar del sexo, no sabe lo que se pierde. Claro, el problema en si creo que viene de las distintas maneras de concebirlo y de la ideosincracia. Para mi el sexo es algo superior a lo que debo de llegar solamente cuando he vencido etapas previas que van desde el acercamiento a la otra persona, el descubrimiento por el tacto, olor y sabor de quien que ha despertado euforia en mi rutina. Necesito conocerlo, encontrar puntos en comun y por ende un lapso de tiempo para agrupar y concentrar pasiones que me lleven a la explosion final y, ahi si, abre que voy. No importa que sea para un dia o para muchos, mi empeno es disfrutarlo como la ultima vez de la vida, porque no confio en el futuro.
Ahora bien, esta aldeanita de Santiago de Cuba, cuando llego a este hemisferio, se tropezo con un enorme problema. Mi concepto sobre el sexo se limita a algo privado entre dos personas. A mi nadie me explico o me grafico como debia hacerlo. La primera pedrada la recibi cuando descubri que aqui hacen falta ver no se cual cantidad de peliculas X para aprender como llegar y desarrollarse en el momento preciso. Sin contar con otra inmensa variedad de cosas que fui descubriendo en la mercadotecnia sexual como los blumers sexy, las cremitas para inhibirte y demorar mas la eyaculacion, los vibradores y otros jugueticos y aquellos descomunales penes que se exhiben en tiendas especializadas. Esta desarrollada rama industrial, lejos de provocarme o desperta cualquier instinto dormido, me produce repulsion porque no es necesario que la mujer o el hombre se degraden tanto para realizar un acto que nace con cada uno de nosotros y que desarrollamos en el transcurso de los anos de acuerdo a gustos o convicciones. Paradojicamente, son las americanas blancas (como se les llama por aqui) las principales consumidoras de esta linea o tendencia, que se yo ni como llamarla. Lo que si tengo claro es que cuando se habla de calenturientas, buenas camas o maquinas sexuales, las aludidas somos las hispanas, cuando somos ninas de tetas en comparacion con lo que hacen las blanquitas de pelo rubio y ojos claros.
Por mi parte, sigo como Piquirigua, a la antigua. No acepto una pelicula pornografica en mi intimidad porque considero que introduciendo un bando de gente a mi espacio pierdo mi privacidad, ademas, como permitir que mi pareja se excite viendo lo que yo tambien tengo en mas o menor escala y mucho mas accesible que en una pantalla. Para que usarme a mi entonces? No te parece? Pero como mi mente vuela lejos, me da por pensar que quizas lo que este mirando es lo que tiene su mismo sexo y ahi si que me sentiria fatal, porque defiendo el derecho de eleccion de cada cual y por ende, exijo se me respete el mio. Nada de cremitas, nada de aditamentos, nada de ambientaciones que me resultan innecesarias. Otra persona y yo en un lugar privado y riendas sueltas a nuestros deseos. De esa es la unica manera en que se hacer o tener sexo.
Que piensas tu?
Como siempre, un beso.
Ines

el goty dijo...

cuanta razon tienes querida y tambien ines maria con su comentario; pero les aporto mas puesto que he trabajado todo mi tiempo aqui con "americanos"; las blanquitas( como dice inesita)si les hablas de sexo serenas, te llaman a la policia y te acusan de agresion sexual: todo lo contrario pasa cuando se dan un trago (a partir de las 700 pm del viernes a domingo , party time!!!)se sumergen mas profundo d que pipin en la primera portañuela al alcance de la mano; por otra parte no se que recato habra en mexico de parte de las muchachas , pero aqui en los estados unidos el comportamiento sexual de las muchachas mexicanas que trabajan en los restaurantes es escandaloso , incluso para los estandares de las cubanas bestiecillas calientes que se enfrentan al fenomeno, los cambios de pareja y los "tarros" estan a la orden del dia, sin embargo todas al regresar a mexico vuelven a la vida mojigata que tenian ; creo que es bien triste tener que salir de tu pais para dar rienda suelta a tu deseo sexual; o quizas lo hagan no por su placer , pero por el placer del "macho" y siguiendo la tradicion del acto sexual por el mero hecho de procrear. me encanto tu comentario , un abrazo goty.